Volvió a suceder. La expedición realizada ayer por el pesquero rehabilitado Chasula, un aula de naturaleza flotante dedicada a la observación de aves, mamíferos marinos y paisajes de las Rías Baixas, se topó con otro ejemplar de ballena azul. Uno más que se uma a los avistamientos realizados en los dos últimos veranos, lo cual hace albergar la esperanza de que estos mamíferos marinos quieran regresar a un espacio privilegiado que ya poblaron antaño, el de la costa gallega. Lo mejor de todo es que hoy mismo volvió a zarpar el emblemático barco, y esta vez se encontró a otros dos ejemplares de la misma especie nadando juntos.

La de ayer era un "bicho" de nada menos que 30 metros de largo cuya presencia, a unas tres millas de Cabo Corrubedo, frente a la boca de la ría de Arousa, hizo las delicias de cuantos viajaban a bordo del barco que patronea Isidro Mariño, con puerto base en O Grove. Y por si no fuera suficiente con ver esa ballena de lejos, resulta que se dejó observar durante un buen rato, y bien de cerca, de ahí que existan fotografías y vídeos que dejan patente la majestuosidad de este animal.

"Las moles azules se mostraron una vez más ante el Chasula", explican desde el programa Chasula Birds, donde añaden que "los 30 metros de esta ballena impresionan".

No es de extrañar que definan la de ayer como "una salida inolvidable". Y más aún porque los tripulantes del Chasula tuvieron la fortuna de toparse aves como "la preciosa gaviota de Sabine, que también nos maravilló en este viaje en el que, como es habitual, no faltó una gastronomía de calidad a bordo".

Y como se explicaba anteriormente, esta misma mañana volvió a suceder, tal y como confirma el ornitólogo Juan Diéguez, encargado de fotografiar a estos ejemplares y uno de los expertos de cabecera que suelen navegar a bordo del Chasula.