El asesinato de Sandra Boquete, Alba Boquete y Helena Jamardo ha vuelto a conmocionar a Galicia y a toda España. Pero sobre todo al pequeño municipio pontevedrés de Valga, donde se produjo otro terrible crimen machista hace apenas seis meses. Entonces, un hombre de 46 años, Javier Bello, mató a su esposa, María José Aboy Guimarey, de 43, de un disparo de escopeta. La misma que usó para suicidarse. Aquel trágico episodio tuvo lugar en Bronllo, en la parroquia de Setecoros, donde la pareja residía en esa casa con sus dos hijos, de 23 y 18 años, aunque a diferencia de lo sucedido ayer, en el momento del asesinato no estaban en el domicilio.

El presunto asesino se suicidó tras verse sorprendido por su propio hijo, cuando éste acudió al domicilio conyugal para ver qué les había sucedido, ya que la familia los estaba esperando para almorzar todos juntos en una casa cercana y se estaban retrasando en exceso.

El joven se topó a su madre tendida en el suelo de la habitación en medio de un gran charco de sangre, con un disparo en el pecho. Se asustó y salió corriendo en busca de ayuda. Pero al regresar a la vivienda, su padre ya se había quitado la vida.