"Nadie debería ver morir a sus hijos". Es una frase hecha que estos días se repite con frecuencia en Valga y que tiene mucho de lógica y cruda realidad. Fernando Boquete Serramito lo sufre en sus carnes y su corazón. Totalmente roto por el dolor intenta sobreponerse a la muerte de su mujer, Elena Jamardo, y sus dos hijas, Sandra y Alba.

Trabajador en el Concello de Valga, hombre querido por muchos y buen amigo de los suyos, sufre como nadie las consecuencias del triple crimen acaecido el lunes, cuando su exyerno -con el que ya no mantenía relación ni amistad alguna-, acabó con la vida de sus seres queridos más cercanos y, prácticamente, lo dejó sin familia.

Pero no está solo. Hay mucha gente que lo quiere y trata de darle ánimos. Muchos familiares y amigos que relatan que se trata de una gran persona y que lo consideran el hombre más adecuado para volver a ejercer como padre haciéndose cargo de sus dos nietos, de 4 y 7 años. Dos niños, actualmente al cuidado de otros familiares y de su bisabuela, Elena Figueroa Lorenzo, quien con este trágico episodio también ha visto morir a una de sus hijas.

Todo indica que, cuando se superen estas jornadas iniciales de dolor, desconsuelo y desesperación, tanto en el domicilio familiar como en toda la localidad, así será. Y es que todos creen que Fernando Boquete es el más indicado para cuidar a los críos. Lo cree, por ejemplo, Carlos Sanjurjo, uno de los hombres que rescataron a los niños tras el asesinato. "Tienen que estar pronto a su lado, sea como sea, y no en ningún otro lugar ni en un centro de acogida", proclama.

El vecino de Valga que auxilió a los niños asegura que estaban traumatizados

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Este vecino asegura que José Luis "era un hombre que se buscaba siempre problemas". "Cuando se vinieron a vivir aquí ya empezó a tener problemas con todos a los meses", indicó.