Esta curiosa expresión que se ha hecho frecuente se refiere a una afectación del hígado caracterizada por la acumulación de ácidos grasos y triglicéridos en las células hepáticas (hepatocitos). Una causa frecuente de su aparición es el consumo de alcohol, por lo que se trata de un factor que siempre debe ser considerado en los pacientes con esta patología.

El hígado realiza funciones fundamentales para el buen funcionamiento de nuestro cuerpo como neutralizar y destruir toxinas, convertir los alimentos en compuestos químicos que nuestro organismo pueda utilizar, producir la bilis vital para la descomposición de la grasa en nuestro sistema digestivo, filtrar toxinas, medicamentos, productos químicos, drogas o alcohol de la sangre que resultan nocivos.

Cuando se habla de hígado graso por alcohol se refiere a un daño causado por el consumo excesivo de alcohol que incapacita al hígado para descomponer las grasas, que se van acumulando. Si la ingesta de alcohol no cesa, el hígado graso puede convertirse en cirrosis.

Respecto al hígado graso no alcohólico, se refiere a que el hígado no puede metabolizar correctamente las grasas, lo que provoca que se almacenen en sus tejidos. La causa no se debe al consumo de alcohol, sino a que el organismo no es capaz de sintetizar los alimentos y el hígado se inflama por un exceso de grasas de origen alimentario, llegando incluso a perturbar sus funciones. Si no se trata a tiempo podría acabar en cirrosis hepática. Las causas de esta afección son la obesidad y la diabetes.

Los síntomas que causa el hígado graso son algo molestos y perturbadores para la vida diaria. Se centran en: dolor en la parte superior derecha del abdomen, cansancio excesivo, fatiga crónica, sensación de pesadez, hinchazón abdominal. Cuando la enfermedad avanza puede producir pérdida de peso o pérdida del apetito, debilidad, náuseas, confusión, mala memoria y dificultad para concentrarse.

Es importante realizar un chequeo médico completo y cambiar los hábitos alimentarios nocivos eligiendo alimentos saludables. También es importante reducir o eliminar el consumo de alcohol.

Sería recomendable, si el peso es excesivo, reducirlo gradualmente mediante una dieta saludable y realizando 30 minutos de actividad física diaria, evitar los alimentos procesados, las bebidas gaseosas, las bebidas artificiales y la pastelería industrial elaborada con excesiva cantidad de azúcar. Consume verduras y frutas frescas, ya que los vegetales crudos y las frutas son los alimentos más adecuados para que tu hígado se recupere.

Los especialistas recomiendan el consumo de ciertos alimentos para mejorar el estado del hígado graso y/o evitar que empeore. Destacarían:

-Acelgas, consideradas un excelente tónico para limpiar y revitalizar el hígado, ya que su riqueza en fibra las hace ideales contra el estreñimiento. También presentan elevadas proporciones de vitaminas, hierro, magnesio, potasio y agua.

-Alcachofas, a las que se atribuye un efecto regenerador del hígado gracias a su contenido en cinarina, un bioflavonoide. Puedes consumirlas como verdura o preparar infusiones de sus hojas y tallos. El jugo fresco de la alcachofa resulta también muy terapéutico y se puede preparar licuando las hojas y tomando un vaso en cada comida.

-Jengibre, que contiene antioxidantes y además ayuda a reducir los niveles de triglicéridos. Se puede preparar un té de jengibre rallando dos cucharadas de raíz de jengibre, sobre la que se dispone agua caliente, se deja reposar unos minutos y se bebe frío o caliente. Otra opción muy adecuada sería agregarle jengibre rallado a las ensaladas.

-Rábanos, un alimento que descongestiona y desintoxica el hígado al favorecer el vaciado de la bilis. Se pueden añadir crudos a las ensaladas o tomar cada día un vaso de jugo fresco de rábano, endulzado con miel, antes de cada comida.

-Pomelo, se considera que la naringenina que contiene este alimento puede activar los elementos químicos responsables de la oxidación de ácidos grasos. También podría disminuir la grasa corporal y atenuar el síndrome metabólico, dos factores que a menudo contribuyen a la enfermedad denominada hígado graso.

Es importante señalar que cualquier pauta debe ser indicada por el médico. Consulta tus dudas para mejorar tu dieta y realiza una actividad física diaria para mejorar tu calidad de vida. No tomes decisiones unilaterales sin su consentimiento.