Cristóbal Sánchez Cutillas lleva una carrera meteórica como árbitro de baloncesto. Comenzó a pitar con 16 años y con 23 se ha convertido en el más joven de la máxima categoría nacional, la Liga ACB. Maestro de Primaria, está en la lista de espera para trabajar y no tiene previsto cambiar nada de su vida cotidiana.

¿Por qué pita?

Me hice árbitro porque fui jugador desde niño y cuando entré en Bachiller hice el curso de colegiado animado por un primo que es auxiliar de ACB. Durante el primer año jugué y pité, pero cuando fui recibiendo unos ingresos con 16 años, que por pocos que fueran ya eran más de lo habitual, me fue gustando. En segundo de Bachiller dejé de jugar y me dediqué a arbitrar porque me enganchó este mundo. Encima, empecé a formar un grupo de amigos dentro del arbitraje, que hizo que me llamara cada vez más la atención este mundo, y al final, cuando menos te das cuenta, eres árbitro. Además, pensaba como un árbitro, veía el baloncesto de manera diferente.

Si dejó de jugar, tampoco sería muy bueno.

No, regular, por eso me hice árbitro.

Llegar con 23 años a ACB no es algo normal. ¿Qué tiene que no tienen otros?

Yo me he dedicado a arbitrar, a hacer lo que me han dicho y a trabajar. No puedo decir algo que haya hecho diferente al resto para llegar antes. Simplemente hacía mi trabajo lo mejor que sabía y podía, y he tenido la suerte o el privilegio de ascender con 23 años, pero no te puedo decir una receta mágica porque no la tengo.

Tiene compañeros que podrían ser su padre.

Mejor para mí porque son de los mejores árbitros de Europa y del mundo y eso me sirve para aprender. Mi madre me lo dijo antes del primer partido: "A disfrutar y aprender". Y es una frase que me marcó porque es verdad. Este año y estos primeros partidos tengo que disfrutar de una liga que siempre he visto como un referente.

Cuando era jugador, ¿le daba caña a los árbitros?

Nunca he sido de los pesados, sí que he hecho algún comentario y alguna vez protestaría más de la cuenta, pero nunca fui un jugador problemático ni de follón.

Y ahora, ¿qué va a hacer con los estudios?

Ya terminé la carrera. Acabé Magisterio de Primaria el año pasado, hice la oposición, aprobé los dos exámenes y estoy en la lista de interinos, y ahora espero a que me llamen para dar clases.

¿No han cambiado sus planes por subir a ACB?

Es que no me esperaba ascender. Yo me había programado el año de una manera y al pasar esto, supone más trabajo entre semana, pero los fines de semana se plantean igual. La programación puede cambiar algo, pero se mantiene el grueso, que es hacer mi máster y el inglés.

¿La preparación física es ahora más exigente?

La preparación física la hago igual, pero sí que hay que dedicarle un poco más a la preparación mental porque no es la misma presión ni tensión, la toma de decisiones cambia. Tienes que ser más fuerte mentalmente para convivir y asumir el error. Solo llevo un partido y te lo estoy diciendo así como si llevara ya toda la vida, pero todo es un escalón más, ya no es tanto lo físico como lo mental.

¿Y cómo se trabaja para asumir más presión?

Lo que intento es ser más frío, ser capaz de abstraerme del ruido, de los comentarios, mucho contacto con los compañeros, qué te dicen, cuándo te miran, el apoyo que te dan... Eso me sirve muchísimo para ser capaz en el partido de abstraerme del resto.

¿Qué han podido ver en usted?

No lo sé. Yo siempre me he tomado el arbitraje muy en serio. Desde que empecé, prioricé y al ascender y adquirir más importancia, lo fui profesionalizando. También te digo que desde que me enganchó estaba deseando que llegara el fin de semana, ver las designaciones, con qué compañero pitaba... Y luego el trabajo, tener el máximo respeto a los jugadores, sean de la categoría que sean. Un compañero veterano de Murcia me dijo una vez que yo tenía tres partidos en un fin de semana y que quizás no le daba a todos la misma importancia, pero al equipo al que pitas se ha tirado toda una semana preparando ese encuentro y se merece un respeto. Fue una frase que me llegó y me llamó la atención. Tanto respeto merece un equipo de infantiles como uno de ACB.

¿Es de los árbitros que dejan a los jugadores hablar mucho?

He sido jugador y sé lo que es hablar con el árbitro. El problema es que todo tiene su momento y su lugar. En un momento puntual sí que podemos dialogar con los jugadores, pero lo que no podemos hacer es tirarnos todo el partido hablando porque al final nosotros tenemos que atender a 24 jugadores y los entrenadores.

Arbitrar en ACB da para vivir, ¿le ha dicho a sus padres que se emancipa?

Yo vivo con mis padres, así que seguro que me da para vivir, pero no me voy a emancipar, voy a seguir viviendo con ellos.

¿Hasta qué punto ha cambiado su vida?

Sigue igual e intento que siga igual. Ricky Rubio dijo una frase que es: "Nunca abajo y nunca arriba". Es eso, ahora acabo de ascender, pero también hace quince años subieron compañeros que ahora ven esto con normalidad y como un trabajo, por eso hay que afrontarlo con la normalidad que merece.

¿Y sigue echándose las pachangas con los amigos?

Ahora llevo más cuidado porque me lesioné una vez, en verano, y no me perjudicó para la temporada, pero intento reducirlas y llevar más cuidado si alguna vez juego.