Sofía Toro Prieto-Puga (A Coruña, 1990) se incorporó hace un mes a la nómina de profesores del Grado de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad Católica de Murcia (UCAM). Campeona olímpica de la clase Match-Race en Londres 2012, ha emprendido en Murcia una nueva etapa de su vida, aunque sin cerrar la puerta al regreso a la vela de alta competición después de los Juegos de Tokio 2020.

¿Qué hace una gallega en una ciudad con 40 grados en octubre?

Sobrevivir. No, la verdad es que surgió la oportunidad de venirme aquí y la acepté. Este año no tenía un proyecto sólido para competir, había perdido el apoyo de la Federación por culpa de una lesión de mi compañera y porque no tuvimos buenos resultados, entonces, tras varias conversaciones, surgió la oportunidad de venirme a la UCAM.

¿Fue buena estudiante?

Tardé tiempo en sacármelo porque en vela viajamos mucho y no estaba nunca en A Coruña, que fue donde estudié, pero la acabé mientras competía.

¿Cómo va la adaptación a la vida laboral?

Muy bien. Mis clases son en el segundo cuatrimestre, por lo que ahora estoy preparándolas y trabajando en el Servicio de Actividades Deportivas. En estos momentos estoy más en labores de gestión que de docencia.

¿Cuesta adaptarse a no tener la vida de deportista?

Sí que cuesta porque estás acostumbrado a estar todo el día haciendo cosas. Yo noto que antes me tiraba el día pensando en la solución a la vela o el tornillo que no funcionaban bien. Ahora que no tengo esos problemas, me doy cuenta de la importancia que le daba a cosas que nadie en su vida se había planteado. Después dejé de competir pero seguí estudiando y tuve la oportunidad de hacer los másteres por la ayuda de la UCAM, porque de lo contrario quizás habría sido imposible.

¿Esto es un paréntesis o un adiós definitivo a la vela?

La puerta de la vela no está cerrada para siempre porque es lo que más me gusta y es lo que he hecho hasta ahora. Además, es un deporte donde se puede competir hasta bastante mayor y el ejemplo lo tenemos en un campeón olímpico en Río que tenía 54 años. Decir que nunca más voy a competir, no lo veo. Ahora, como no iba a tener una buena situación compitiendo y sí trabajando, pensé en mi futuro y en las posibilidades que podía tener aquí.

Y se recorrió mil kilómetros, casi nada

Sí, tengo una oportunidad y también puedo estudiar el Doctorado. Si mañana o dentro de unos años llaman a mi puerta para proponerme un proyecto de vela, me lo pensaré. Los deportistas tenemos becas y ayudas, pero tengo ya 30 años y debo pensar en el futuro.

¿Le dio la medalla para vivir mucho tiempo?

Pues poco, porque encima tuve la mala suerte de que después de los Juegos nuestra categoría se eliminó del programa para Río. Cuando ganamos los Juegos, las ayudas y las becas ADO (Asociación de Deportes Olímpicos) eran de cuatro años, pero tras esta noticia nos dijeron que nos la quitaban, pero eso ocurrió bastante tarde. Entonces, tuve que cambiar de barco, comprarme uno nuevo e irme a 470, además de buscarme nueva compañera, entrenador y todos los gastos que eso conlleva. Al final, conseguimos que nos dejaran la beca los dos primeros años, pero eso es insuficiente para hacer una campaña hasta los Juegos de Río. Tuvimos que hacer mucho trabajo para buscar patrocinadores, entrenar por nuestra cuenta, tirando de entrenadores de cualquier sitio porque la Federación no tenía, al margen de los gastos de material y los viajes.

¿Se pasa de estar en una nube a chocar con la realidad en muy poco tiempo?

Un poco el choque fue la campaña hacia Río, que fue muy dura. Vivimos momentos jodidos porque la Federación no apoyaba ni a mí ni a ningún equipo de mi categoría. No había entrenador y todo lo teníamos que hacer nosotras. Tuve que tomar las riendas del equipo y hacerlo todo, absolutamente todo, desde planificar competiciones, el calendario, hasta buscar preparador físico, entrenadores...?

¿Tardó tiempo en tomar la decisión de dejarlo?

Tardamos tiempo porque era una decisión económica. Estuvimos buscando la solución de seguir al margen de la Federación, pero vimos el calendario y era muy complicado porque había tres regatas en Japón e irse para allá supone muchos gastos. También pensé que había otras cosas.

Y ahora, a dar clases. ¿Es una responsabilidad ponerse delante de un alumnado?

Bueno, en realidad ya he dado clases de vela otras veces. Antes de ser profesional ya lo hice, porque todos los que navegamos hemos dado clases. También di algún clinic o entrenamiento privado, pero más enfocado al rendimiento que a la docencia, como ahora, pero es algo que me gusta, no me da miedo, me apetece.

¿Y los alumnos la reconocen, saben que ha sido campeona olímpica?

No, se enteran porque siempre se lo suele decir alguien. Ya di unas clases en la UCAM a los alumnos de Técnico Superior en Animación de Actividades Físicas y Deportivas y la verdad es que estuvo bien. Fue la semana que acababa de llegar, no tenía ni piso. Fue una prueba de fuego y la verdad es que la solventé bastante bien. Éramos tres profesores y uno de ellos le dijo a los alumnos que yo era campeona olímpica.

Y en la UCAM tiene como compañero a David Cal, que también es gallego

Con David me llevo muy bien y ahora que estoy en el Servicio de Deportes, estoy con él.