La princesa Leonor, los reyes y la infanta Sofía, han comenzado este sábado su visita a la aldea de Asiegu, en los Picos de Europa, galardonada como pueblo ejemplar de Asturias, en medio de una fina lluvia que ha restado colorido al recibimiento preparado por sus vecinos.

El recorrido por Asiegu va a poner punto final a la estancia de tres días de la Familia Real en el Principado con motivo del estreno de Leonor de Borbón en los Premios Princesa de AsturiasPremios Princesa de Asturias, en cuya ceremonia pronunció su primer discurso ayer, viernes.

Asiegu, enclavada en el concejo de Cabrales, cuenta con un centenar de habitantes, aunque la visita real ha congregado a otros vecinos de la zona, que van a participar en la comida de campo con el que se va a cerrar la jornada.

Leonor de Borbón va a pronunciar de nuevo unas breves palabras y, a continuación, va a intervenir Felipe VI.

Acompañan a la Familia Real la ministra de Sanidad en funciones, la asturiana María Luisa Carcedo, el presidente del Principado, Adrián Barbón, y el alcalde de Cabrales, José Sánchez Díaz.

Los reyes y sus hijas, quienes han sido recibidos por las autoridades, van a pasear y detenerse en distintos puntos del pueblo, entre ellos, dos queserías donde se elaboran el queso de Cabrales, un "llagar" de sidra (el lugar donde se produce) y una casa tradicional asturiana.

A su llegada, con cerca de media hora de retraso, se han guarecido de la lluvia con sendos paraguas en el momento de descender del vehículo, entre los sones de bienvenida de la gaita y el tamboril.

Está previsto que completen el recorrido en el mirador de Pedro Udaondo, desde el que hay una de las mejores panorámicas del Naranjo de Bulnes, aunque la lluvia podría hacer que se suspendiera este desplazamiento.

Los reyes y sus hijas ya estuvieron en los Picos de Europa en septiembre del pasado año en el primer viaje oficial que la heredera a la Corona hizo a Asturias, que incluyó la visita a la basílica de Covadonga.

Asiegu ha sido galardonado con el premio de pueblo ejemplar por su modelo de desarrollo rural, que ha permitido frenar el despoblamiento de la aldea y la degradación de su paisaje.

Las iniciativas de sus vecinos han permitido abrir algunos negocios de ganadería, agroalimentación y turismo rural.

Llama también la atención que es uno de los pueblos con mayor tasa de población infantil, al contar con doce niños.