Anna Caballé, que acaba de obtener el Premio Nacional de Historia de España por su biografía sobre Concepción Arenal, un personaje "no lo suficientemente conocido", en opinión del jurado, cree que el principal legado de la gran escritora es "su filosofía de la compasión".

Caballé, escritora, crítica y profesora de Literatura de la Universidad de Barcelona, obtuvo el pasado 5 de noviembre este premio dotado con 20.000 euros, por Concepción Arenal. La caminante y su historia, una extensa y profunda biografía de la que fuera una de las pensadoras más importantes del siglo XIX.

Ecologista, pacifista, defensora de los derechos humanos, Arenal (Ferrol, 1820-Vigo, 1893) se dedicó a las mejoras carcelarias, los obreros y las mujeres; tal es así que se la podría considerar una pionera del feminismo en España, pero su legado cayó en el olvido, como recuerda la biógrafa.

"Las biografías surgen de alguna pregunta que quieres contestar, y en el caso de Concepción Arenal es curioso pero tenía la idea de que era un mujer con nombre de calle. En toda España hay calles con su nombre, pero luego preguntaba cuál ha sido su aportación y, aparte de vincularla con prisiones, nadie sabe mucho", explica la autora.

A Caballé (Hospitalet de Llobregat, Barcelona, 1954), una de las biógrafas más prestigiosas de la actualidad, lo que más le ha sorprendido de Arenal, dice, es el hecho de haber descubierto "a una pensadora, a una pensadora ética, a una mujer que, más allá de su activismo social, tiene una mentalidad filosófica".

"Piensa de una forma racional las cosas y tiene un gran deseo de reformar España, como decía ella, de fortalecerla éticamente. Y eso me pareció muy interesante porque es un perfil muy distinto del pensamiento más conocido del siglo XIX", subraya la autora de la biografía Francisco Umbral. El frío de una vida (2004).

Según Anna Caballé, la autora ferrolana de una de sus frases más conocidas, "Odia el delito y compadece al delincuente", se esforzó por encontrar puntos de conciliación entre bandos opuestos, ya sean conservadores y liberales, o católicos y anticlericales, o en el 68 entre los liberales o monárquicos".

"Siempre buscó puntos de conciliación, de convivencia. Siempre digo que para mí su principal legado es su filosofía de la compasión, que cae en el descrédito y queda fagocitada por la filosofía marxista, que iba en una dirección más moderna", explica Caballé.