Daniel, el vigilante del garaje; Paulino, el ebanista; Manolito, el de la tienda de antigüedades. Son caras y locales conocidos por casi todos los residentes del barrio de la Sagrada Familia. Ahora, ellos mismos narran, a través de la imagen, sus experiencias, rutinas y cotidianidades. En el fotolibro Buenos Aires, ellos son los fotógrafos y los fotografiados, tomando, como escenario, un lugar que conocen mejor que nadie: sus calles, sus tiendas, sus plazas y sus vecinos.

Un proyecto que ha llevado casi un año componer y que verá, al fin, la luz mañana, en una presentación a la que están llamados a participar todos los vecinos y que se celebrará a las 11.00 horas en la biblioteca municipal del barrio. Su impulsor es el fotógrafo Jacobo Ameneiro, que, no obstante, no ha sido quien ha mirado tras el objetivo en la mayor parte de las ocasiones. "¿Quién mejor que los vecinos para enseñarnos el barrio?", señala. Ameneiro siguió esta premisa inicial a rajatabla a la hora de poner en marcha el proyecto. Su metodología fue sencilla, nada menos que la de distribuir por el barrio una serie de cámaras analógicas, con las que los vecinos y comerciantes debían fotografiar aquello que más les interesase. "La idea era, simplemente, darle color al barrio", revela.

El paso inicial lo puso todo en marcha, tras lo cual se elaboró un seguimiento del proyecto, con posterior archivado y selección, que culminó en la publicación maquetada con las fotografías a modo de collages, con el fin de dejar fuera el menor volumen posible de imágenes y dejar a cada uno su sitio en el conjunto.

Sobre la zona pesa, desde hace años, cierto prejuicio de barrio peligroso y poco recomendable. Acabar con el estereotipo fue uno de los motivos que llevó a que este fuera el lugar de la ciudad escogido para retratar su idiosincrasia, con el propósito de "contar la historia de un barrio que tiene cierta mala fama, darle ese punto social", como explica Jacobo Ameneiro.

El entorno formativo Espazo Branco, a través del cual lleva realizando proyectos fotográficos de este carácter desde hace años, le sirvió como herramienta. "Los vecinos se implicaron mucho con el proyecto, me sentí muy cómodo", asegura el fotógrafo.

En el fotolibro conviven multitud de vivencias e historias. Los vecinos son inmortalizados conversando en las esquinas, descansando tranquilamente en las plazas, trabajando en sus oficios o, simplemente, sonriendo a cámara. Destaca, sobre todo, la implicación de Eduardo, gerente de la Librería Queixume, uno de los ejes culturales del barrio y que baja la reja definitivamente tras 40 años de actividad. "Eduardo participó con sus fotos y su calor", apunta el coordinador del "proyecto global y abierto" que es el conjunto fotográfico Buenos Aires.

Mañana se celebrará la presentación oficial del libro, a modo de desayuno, en la biblioteca municipal de la Sagrada Familia, "un espacio siempre lleno y gestionado por gente maravillosa", a ojos de Jacobo Ameneiro. La publicación resultante, de cuya producción se encargó Carlos Agra, de Sutega, será regalada a los asistentes hasta agotar existencias.