Nueve forenses testifican este jueves en la nueva sesión de la vista oral por el crimen de Diana Quer, que se sigue contra un único acusado, José Enrique Abuín Gey, el Chicle, y en la cual hoy se conocerá la conclusión de la autopsia, así como los informes complementarios. A su llegada a los juzgados, el abogado de los Quer, Ricardo Pérez Lama, ha anticipado que "todavía queda mucho que decir".

En la sesión de ayer, la versión de Abuín Gey siguió desmoronándose. El Chicle, tras ser detenido, llevó a la Guardia Civil al pozo de la nave de Asados donde había ocultado el cuerpo durante casi 500 días y, al bajar al sótano con el capitán de la UCO, se negó a acercarse a la arqueta. "No quiero ir, tengo grabada la cara de la niña", le dijo. Diana dejó, además, 123 wasaps en diez minutos para que los expertos pudieran seguir su rastro hasta el punto donde el Chicle la abordó al final del paseo del Areal de A Pobra, como sostienen las acusaciones, y no en la paralela y peor iluminada calle Venecia como dice Abuín, tal como demostraron ayer los especialistas de la Guardia Civil.

DESCARTADO EL ESTRANGULAMIENTO ACCIDENTAL

Los forenses que realizaron la autopsia de Diana Quer han asegurado este jueves que en el cuello de la víctima fue localizada una fractura "muy específica" en el hueso hioides, que apunta hacia un estrangulamiento, y han rechazado que pudiera realizarse de forma accidental, dado que para que muera una persona se "necesitan como mínimo cinco minutos de presión" tras perder la conciencia.

A preguntas de la Fiscalía durante la octava sesión del juicio, el forense Alberto Fernández ha apuntado que una víctima que está siendo estrangulada "tarda en perder la conciencia entre 20 y 30 segundos", pero la muerte, que ocurre en una segunda fase, "requiere que se continúe la presión más allá".

"Por eso uno no puede estrangularse a sí mismo si no es ahorcándose", ha dicho el forense, que ha estimado que para ello se necesitan "varios minutos de presión". "Como mínimo cinco", ha explicado.

En cuanto a la causa de la muerte, el forense se ha ratificado en que la joven fue estrangulada con una brida, algo que determina una rotura en el hueso hioides del cuello, así como lesiones en las vértebras del cuello, que fueron recuperadas del pozo. "Lo más razonable con mucho es el estrangulamiento con una brida", ha explicado Alberto Fernández, que ha dicho que la circunferencia de la misma, de 9 centímetros, es compatible con la necesaria para ello.

El perito ha explicado que el "pequeño arrancamiento" encontrado en el hueso hioides "se provoca bien por ligamentos o bien por músculos que, al hacer una tracción más allá de la resistencia del hueso, arranca una parte".

Sobre esta cuestión, el forense Fernando Serrulla ha confirmado que el "patrón de fractura" de este hueso indica que la lesión se produjo "en vida" y ha explicado se trata de una lesión muy "específica". "Hay que ejercer una presión de forma muy concreta para romper el hioides. Desde mi punto de vista, hay que ejercer una presión de delante hacia atrás, si no es imposible de romper", ha subrayado, sobre todo en el caso de una "mujer joven".

La brida que creen que se empleó para agredir a Diana fue identificada y medida en sala de autopsias, y se encontraba enredada en el pelo "un poco por debajo del cráneo", algo compatible con el estrangulamiento. El cuello de la víctima estaba "esqueletizado", esto es, solo en hueso, lo que los expertos también creen que se debe a la elevada presión realizada en la zona, que hace que se descomponga antes.

También han hecho hincapié durante la sesión en la esqueletización de las muñecas en el cuerpo, que también se desprendieron. A preguntas de la Fiscalía, el forense ha dicho que es compatible con una elevada presión en la zona, por ejemplo, con que estuviese atada con las cintas adhesivas que se encontraron en el fondo del pozo.

AGRESIÓN SEXUAL

En cuanto a una de las claves del caso, Alberto Fernández ha ratificado que la autopsia no encontró lesiones genitales que confirmasen una agresión sexual. "Lo que no quiere decir nada", ha explicado el forense, que ha admitido que bien pudieron borrarse durante el tiempo en que el cuerpo estuvo sumergido o bien pudieron no hacerse evidentes.

"Si las hubiésemos encontrado, podríamos haber dicho que ha pasado, pero al no encontrar nada, no podemos descartarlo", ha destacado, al tiempo que ha recordado que las "posibilidades de encontrar ADN en esas condiciones eran ínfimas" "El milagro habría sido encontrar ADN allí", ha apostillado.

En cuanto a la existencia de lesiones en la zona genital, ha indicado que, para ser localizadas tras tantos días "tendrían que haber sido muy intensas". "Un gran desgarro lo habríamos visto, pero no es habitual que lo haya", ha destacado. A mayores, ha indicado que esto depende de la resistencia de la víctima, algo que no es siempre igual incluso aunque se produzca una agresión sexual.

LEVANTAMIENTO DEL CADÁVER

El cadáver de Diana fue localizado en el fondo del pozo, de 10 metros de profundidad y 1,14 metros de diámetro, un ancho que, no obstante, no puede descartar que el cuerpo girase en su interior. El Chicle asegura que tiró a la víctima empezando por las piernas, pero fue localizada boca abajo.

Los forenses estiman posible que la posición hiperextendida en la que estaba la joven fuese compatible con que girase en el interior del pozo y el efecto del segundo lastre, del que habían quedado marcas en la zona de la espalda.

El forense ha explicado que "algunas partes" estaban "muy bien conservadas", mientras que otras estaban "deterioradas". Entre las mejor conservadas estaba el corazón y el abdomen. También ha certificado que hallaron pupas de mosca en el pelo de la víctima, lo que indica que el cuerpo estuvo emergido unos 20 días.

En primer lugar, los forenses que realizaron la autopsia comprobaron que los huesos de Diana, especialmente los de las piernas, no tenían "fracturas ni lesiones" que pudiesen corresponder con un atropello, la primera versión del acusado.