La vida es un lío. Nadie supo por qué España participó en Eurovisión Junior entre 2003 y 2006. Nadie supo por qué abandonó este ridículo festival después, aunque un alto cargo de RTVE habló entonces de estereotipos y explotación. Nadie sabe por qué hemos vuelto en 2019. El caso es que te ha tocado representar a España este año. A ti, que tienes doce años, que estás haciendo sexto de primaria o, como mucho, primero de la ESO, que a todos los efectos legales, médicos o educativos eres todavía una niña. Seguro que estás ilusionadísima. Nerviosa e ilusionadísima. Y tienes muchísimas ganas de que todo salga bien. Lo mejor posible.

Todos tenemos ganas de que todo te salga lo mejor posible. Los adultos queremos lo mejor para los niños tanto o más que vosotros. Sólo nos diferenciamos en el plazo en el que unos y otros pensamos. Un niño no quiere comer espinacas porque no quiere sentir ahora un sabor desagradable en la boca. Un adulto quiere que las coma porque busca que el niño esté bien alimentado las próximas semanas y adquiera buenos hábitos que le traerán beneficios toda la vida. Los dos quieren lo mejor, aunque con la vista puesta en tiempos diferentes. Tú quieres lo mejor para ti. Nosotros queremos lo mejor para ti. Tú quieres que tu paso por Eurovisión Junior te traiga lo mejor. Nosotros queremos que tu paso por Eurovisión Junior te traiga lo mejor.

Tú quieres ganar. Nosotros queremos que no ganes. Eso sería lo mejor para ti: quedar en un puesto intermedio y volver a la vida cotidiana de una chica de doce años. Quizá no lo entiendas. Si lo entendieras estarías participando en el Eurovisión normal, no el Junior. Tú tienes la vista puesta en este domingo, pero cuando yo te miro veo una vida entera por delante. Te mando un besazo y mis mejores energías para que pierdas. Y cuidado, tienes a tu alrededor a mucha gente que te dirá que busca lo mejor para ti, cuando en realidad buscan lo mejor para ellos. ¿Cómo va a buscar lo mejor para ti gente que te pone a cantar esa canción? La vida es un lío.