Hemos cambiado. En 2011 los españoles éramos los españoles y ya está. Ahora somos los españoles y Javier Ortega Smith.

En 2011, un programa de Telecinco llamado La noria pagó a la madre de El Cuco, implicado en la desaparición y asesinato de la joven Marta del Castillo, para que le diera una entrevista en exclusiva. Hubo tal movimiento social contra esta mezquina conducta, que muchas empresas pensaron que anunciarse en La noria podía resultar perjudicial. Varias decidieron retirar la publicidad del espacio y pronto se sumaron muchas más, convencidas de que no solo protegían sus marcas, sino que incluso las impulsaban y encima les salía gratis, porque no hay publicidad más barata que publicitar que no haces publicidad. Telecinco tuvo que eliminar La noria para que las aguas y los anuncios volvieran a su cauce. Las empresas no tienen ideología: si hicieron aquello es porque había un respaldo social que lo permitía. La espantada de anunciantes dio frutos porque detrás estaba el sentir general de los españoles. De los españoles de entonces.

Pero los españoles de hoy somos los españoles y Javier Ortega Smith. Estos días, sigue creciendo la onda expansiva del bombazo que cayó cuando se supo que en Gran hermano hubo una violación en la que primero no se socorrió a la víctima, después no se la ayudó, luego trató de silenciarse y ahora se está a la espera que la justicia ponga orden allí. Varias empresas han comunicado que no quieren ser cómplices de una violación, por lo que retiran sus anuncios de GH VIP. Supongo que a Fi Network, Nestlé y Carretilla le habrán salido los cálculos y no esperan ver disminuidas sus ventas con esta medida. Puede que incluso esperen aumentarlas. Ahora bien, que se anden con cuidado y ni se les ocurra convocar ningún acto para explicar su apoyo a las mujeres víctimas de violaciones ni víctimas de nada. Se arriesgan a que se plante allí Javier Ortega Smith a boicotear un acto que está concebido para recoger el sentir de todos los españoles, pero no el de Javier Ortega Smith.