En este momento hay decenas de empresas acariciando el botón que activaría la retirada de su publicidad no sólo de Gran Hermano, sino de todo Telecinco. Saben que es una decisión arriesgada que carece de precedentes, pero también saben que podría desencadenar una reacción en cadena de otras marcas que no quieren quedar atrás a la hora de significarse ante la opinión pública en contra del machismo y las violencias sexuales. Al fin y al cabo, el programa que se está boicoteando „ GH VIP„ no es el mismo que aquel en el que ocurrió la presunta violación de Carlota „el GH normal de 2017„, así que, ¿no es igualmente razonable boicotear MYHYV, los Sálvame, Supervivientes, es decir, Telecinco en su conjunto?

No faltan motivos. La gestión de la agresión a Carlota ha sido una sucesión de errores de magnitud creciente, y la reacción de Telecinco ha sido tibia, tardía y forzada por la presión mediática. Paradójicamente, la audiencia de GH ha aumentado desde que estalló el escándalo „probablemente, varones votantes de Vox, machistas, el típico perfil del espectador de Telecinco„, pero conviene recordar que las cadenas no desean alcanzar cifras millonarias de espectadores per se, sino como medio para incrementar sus ingresos publicitarios. El descenso de publicidad asociado al ascenso de espectadores es otra de las aporías de esta triste historia.

Pregunten a cualquier publicista: en este momento no hay mejor campaña publicitaria para una marca que retirar toda campaña publicitaria de Telecinco. Nada vende más que el compromiso social de las empresas. O, al menos, suspenderla hasta que Mediaset deje de exigir a Antena 3 que dé a la posible violación de Carlota un trato diferente del que todas las cadenas dan a todas las noticias de esa misma temática, y adopte medidas radicales para que algo así no pueda volver a suceder en sus programas. No necesariamente ha de ser el cierre definitivo de Gran Hermano. También nos valdría la voladura completa de todo Telecinco.