La música es más que un reflejo de la vida. De sus sabores y sinsabores. Hay una composición musical del siglo XIX, jocosa ella, bufa, titulada El pavo de Navidad. Lleva los versos de Ricardo Puente Brañas y la música de Francisco Asenjo Barbieri, gran representante del teatro lírico español que lo fue. Narra la historia de un pavo que puede solucionar los problemas sentimentales de Ginés, que intenta enamorar a una tal Elena a través del plato. También está la canción Échale guindas al pavo (Ramón Perelló y Sixto Cantabrana, letra y Juan Mostazo, responsable de la música). Aparece en la película Morena Clara (del año 1936) en la voz de la gran Imperio Argentina aunque después la entonarían otras muchas intérpretes de la canción española. Se suma a la lista Trínchame el pavo, hit de temporada de Leticia Sabater. La letra tiene, ya lo habrán intuido, dobles intenciones, picardías, y enlaza así directamente con la tradición coplera y sainetera. Porque no me digan lo de los amoríos paveriles de Barbieri o el échale guindas al pavo, que yo le echaré a la pava, pava. La gastronomía siempre ha tenido eso, ese punto picante (tanto literal como figurado). Leticia Sabater, vedette 3.0, ya lo exploró con la salchipapa o el povorrón. Eran ensayos. Ahora hay que trinchar.