Medio Hollywood anda como loco buscando el próximo fenómeno de fantasía épica al estilo de Juego de Tronos y la apuesta de Netflix para ganar esa competida batalla televisiva es The Witcher, una superproducción liderada por Henry Cavill y que tuvo ayer su puesta de largo en Los Ángeles. Tras colgar la capa de Superman, Cavill se convierte ahora en Geralt de Rivia para sumergirse en esta ambiciosa serie que llegará a la plataforma digital el próximo día 20.

Aunque las formas y el estilo puedan recordar a Juego de Tronos, no sería justo limitar el rico universo de The Witcher a una simple comparación con la exitosa serie de HBO. El escritor polaco Andrzej Sapkowski fue quien inició con sus relatos y novelas la fiebre por The Witcher, que alcanzaron un público aún mayor con sus adaptaciones en forma de videojuego. De ahí que Netflix apostara ayer por un evento dedicado totalmente a los fans de The Witcher para presentarles, antes de que se estrene oficialmente, su versión televisiva de esta historia.

El equipo de The Witcher, con Cavill a la cabeza, se dejó ver brevemente ante los fotógrafos de los medios de comunicación, pero sin desfilar por una alfombra roja al uso. Pese a todas las atracciones, el plato fuerte de la jornada era, al menos para los afortunados que tenían entrada, ver el primer episodio de The Witcher. Y ahí sí se pudieron encontrar notables paralelismos con Juego de Tronos, al menos en sus rasgos generales: violencia, magia, guerra, sexo y unas escenas de lucha de lo más espectaculares.

Cavill, quien es un gran fan de los videojuegos de The Witcher, interpreta aquí a un cazador de monstruos que es prácticamente un apestado en una sociedad, que le tiene por un absoluto paria. "Había algo de Geralt que realmente me tocó la fibra sensible", dijo el británico en la Comic-Con de este año, donde se desvelaron las primeras imágenes de la serie. "Tiene una apariencia dura, de tipo del mundo real, pero al mismo tiempo es un verdadero héroe', aseguró.