Jóvenes de varios continentes pidieron ayer a las Naciones Unidas poner el foco climático en la protección de los niños, durante un acto en la Cumbre del Clima en Madrid, donde nueve países firmaron una resolución para proteger a ese colectivo con altísimas tasas de mortandad debido a la crisis climática.

Casi el 90% de la morbilidad atribuible al cambio climático recae sobre menores de cinco años, según datos facilitados por Unicef, como responsable de la organización de este acto que conectó a jóvenes activistas ambientales con cinco ministros, encabezados por la titular española de Educación, Isabel Celaá, y el costarricense de Medio Ambiente, Carlos Manuel Rodríguez. La declaración que insta a tener especialmente en cuenta a los niños en la lucha contra la crisis climática fue firmada por España, Mónaco, Luxemburgo, Chile, Fiji, Perú, Nigeria, Costa Rica y también se sumó Suecia a última hora.

Al inicio del acto, la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, admitió que entiende "el enojo" de las nuevas generaciones, ya que "durante muchísimo tiempo ha habido poquísima acción" en defensa del clima, pero "la incidencia" de los jóvenes "nos está ayudando a actuar". "Los jóvenes son una fuerza de esperanza y están ayudando a actuar al resto de la población", añadió la expresidenta chilena.

Celaá subrayó la "determinación" de seguir avanzando, y el "gran esfuerzo" de España dentro del grupo de países que lidera la agenda del clima, trabajando con el objetivo de convertirse en un país cuya economía sea neutra en emisiones contaminantes en 2050. Antes de su intervención, la ministra declaró a los periodistas su intención de implantar una nueva materia educativa que permita a los alumnos desarrollar la sensibilidad por el cambio climático y el desarrollo sostenible.

Por su parte, el ministro de Medio Ambiente de Costa Rica, Carlos Manuel Rodríguez, afirmó que el mundo necesita "una panda de locos" para luchar contra la crisis climática y lamentó que aún haya políticos que nieguen la evidencia científica, sobre todo quienes no están expuestos al grave problema ni son vulnerables a sus efectos.

Un grupo de cinco jóvenes en representación de Latinoamérica, África y Europa criticaron en sus intervenciones la actitud de los adultos, que se comportan como niños frente al cambio climático, cuando sin embargo aumentan los tornados, las inundaciones, las lluvias torrenciales, las sequías, los incendios.

Una de las asistentes, la mexicana Camila González, de 16 años, recriminó que los países sigan afrontando la crisis cada uno por su cuenta, pese a este tipo de foros internacionales, y reivindicó a los políticos que tengan en cuenta la voz de los jóvenes activistas. "Os necesitamos igual que vosotros no necesitáis a nosotros. Somos niños pero no somos estúpidos", añadió la joven.

A su vez, la activista noruega Penélope Lea, de 15 años que lleva desde los ocho en el movimiento ambiental, advirtió de que "esta crisis tiene fecha límite y cada día que pasa nos emplaza a buscar nuevas formas de colaborar". "Para muchos jóvenes este problema es hasta algo físico, sentimos lo que está en juego, sentimos el tic tac de este reloj", añadió conmovida, antes de cerrarse el acto con los gritos del público en un aforo completo repitiendo todos juntos "justicia climática ya".

Aunque la organización anunció en un primer momento la intervención de Greta Thunberg en este acto, finalmente no asistió. La joven activista sueca había participado poco antes en una rueda de prensa junto a varios representantes internacionales.

La crisis climática "no es un problema futuro, sino algo que ya nos afecta", dijo Thunberg durante su breve intervención, en la que cedió el protagonismo al resto de activistas medioambientales. Era la primera vez que la joven sueca intervenía en esta cumbre de la ONU, que ya había visitado el viernes pasado poco después de llegar a Madrid tras viajar toda la noche en tren desde Lisboa para unirse a la Marcha por el Clima, organizada por diversas organizaciones de jóvenes activistas ambientales. También se estrenó en esta cumbre el movimiento juvenil Fridays For Future (FFF), surgido a raíz de sus sentadas cada viernes ante las puertas del Parlamento de su país para protestar por la inacción de los gobiernos contra el calentamiento global.

Muy delgada, con su tradicional trenza a un lado y vestida con pantalones grises de deporte y una camiseta de manga larga, Thunberg centró el foco de sus palabras en la situación de las comunidades indígenas, sobre las que dijo que son "las más castigadas" por la crisis climática.