La sección primera de la sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia condena al Sergas a indemnizar con 70.000 euros a los hijos de un paciente que falleció en el Hospital de A Coruña de una hemorragia cerebral al considerar que no se llevó a cabo el correcto seguimiento del anticoagulante que tomaba el fallecido.

Los hechos se remontan a enero de 2015. El día 1, el paciente, de 71 años, ingresó en el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña tras sufrir un infarto agudo de miocardio. Debido a problemas durante el ingreso, los médicos le prescribieron un tratamiento con el anticoagulante Sintrom por el riesgo de sufrir trombos con antagonistas de la vitamina K ya que "el paciente también presentaba riesgo intermedio de sangrado".

El fallecido recibió el alta el 19 de enero con una situación "estable" desde el punto de vista cardiovascular y con la necesidad de seguir el control habitual del Sintrom que realizan en la Unidad de Hemostasia y Trombosis. El paciente acudió por primera vez el día 22 cuando tenía el INR en 3,5 (cuando lo aconsejable es entre 2 y 3). Fue citado a los cinco días (el 27) cuando lo tenía en 8 y se le redujo con el tratamiento adecuado. El día 29 presentaba un INR de 2,7 y se le vuelve a citar a los cinco días: con un índice superior al 10. Se le indica que no tome el Sintrom, se le administra vitamina K oral y se le cita para el control a las 24 horas.

El paciente, sin embargo, acude por la tarde al PAC de Betanzos al presentar pérdida de fuerza en los miembros inferiores, vómitos y cefalea. Se le remite al Chuac, donde pierde la conciencia y un TAC revela que tiene un hematoma en el hemisferio derecho. Se le practicó una cirugía tras la que sufrió un infarto cerebral masivo.

El Sergas reconoce que el anticoagulante no suele ajustarse hasta al menos 15 días del inicio del tratamiento y que si el paciente toma vitamina K, como en este caso, el INR puede quedar enmascarado. Por ello, la sentencia cree que no se cumplió "con el protocolo" en estos casos ya que un paciente de "algo riesgo" no podía tardar cinco días en acudir al control de su anticoagulante.