La brutal paliza, golpeándola contra el fregadero por la espalda y acometiéndola después a sartenazos, que Joao Oliveira Alves, un portugués de 62 años, dio a su mujer el 2 de enero de 2017, en una casa de Castrelo do Val (Ourense) que el marido había comprado sin que ella lo supiera, fue un intento de asesinato. La Audiencia Provincial de Ourense considera autor al esposo de un delito incluso más grave que el que contemplaba la Fiscalía (un homicidio en grado de tentativa). Coincide la sala con la acusación particular e impone 11 años de prisión, 18.000 euros de indemnización así como 15 años de alejamiento de la víctima, a un mínimo de 300 metros.

El agresor machista permanece en prisión provisional. La sentencia no es firme y admite apelación al Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG).

Llevaban cerca de 40 años casos y en Portugal había denunciado varias veces malos tratos, aunque después retiraba la denuncia y lo perdonaba. El suceso de Castrelo do Val casi le cuesta la vida. La víctima, de 64 años, relató golpes contra el fregadero, sartenazos en la cara y la cabeza, así como un intento de que no respirara al colocares el hombre sobre sus costillas, con ella boca abajo. La mujer afirma que no la dejó ir al hospital hasta el día siguiente. "Me cerró los ojos con los dedos y cuando los abrí me dijo: '¡No puede ser, con toda la sangre que hay y no estás muerta! ¿Qué voy a hacer con mi vida? Ahora no puedo huir", dijo.