Un año después de la emisión de su primera temporada, Vivir sin permiso „la serie basada en un relato del coruñés Manuel Rivas y que narra la vida del narcotraficante gallego con alzhéimer Nemo Bandeira (José Coronado)„ regresa a la parrilla de Telecinco el próximo lunes con una segunda y última temporada con mayor presencia de la violencia y la acción, y sin planes de secuelas.

Galicia vuelve a ser el hogar de la ficción nacional más vista de 2018, que terminará con estos diez últimos capítulos que cuentan con un final cerrado, según afirmó ayer en la presentación Manuel Villanueva, director general de Contenidos de Mediaset.

Ocho meses después de que Nemo Bandeira empujase por un acantilado a su hijastro Mario Mendoza (Álex González), el narcotraficante más poderoso de Oeste regresa mucho más afectado por el alzhéimer que le llevó a cometer tal ataque. En esta ocasión, y viendo que su final se acerca, el patriarca de los Bandeira se centra en "recuperar su honor y el de su familia", según explicó Coronado, que también señaló que la serie coproducida por Mediaset y Alea Media ha experimentado una "mejora a nivel narrativo y estético".

Su personaje no lo tendrá nada fácil para cumplir su cometido, ya que el narcotráfico en Oeste ahora está liderado por los Arteaga, una familia mexicana que aprovecha la enfermedad de Nemo para apropiarse de su poder, por lo que se origina una lucha repleta de violencia y sangre.

Mientras hace frente a esta batalla, Bandeira estará acompañado por su hija Lara (Claudia Traisac). Además el narcotraficante no solo tendrá que luchar contra nuevas enemistades, también contra otras antiguas como la que mantiene con Mario Mendoza, que, pese a su muerte en el último episodio de la primera temporada, estará presente en estas nuevas entregas. "El equipo de fantásticos guionistas encontró la fórmula narrativa en la que Mario Mendoza pudiera estar", explicó Álex González.