La proliferación de conciertos en el Teatro Romano de Mérida y el daño que pueden ocasionar al patrimonio genera malestar y preocupación entre los técnicos del Consorcio de la Ciudad Monumental, que creen se "abusa" de un uso que debería ser excepcional "como corresponde a un marco excepcional".

Fuentes del consorcio precisan que esa "excepcionalidad" era la que primaba "hasta que llegó el Festival Stone", que, en sus primeras ediciones sí programaba solo alguno de los conciertos en el Teatro Romano, pero que cada año "va a más" hasta el punto de que en la próxima edición, salvo uno (el de Sting), todos serán en este recinto. Lamentan que pese a esa preocupación, tienen la sensación de que para las administraciones públicas la protección del patrimonio "es algo secundario". "No se debe de olvidar que es patrimonio de la humanidad", subrayan.