Laura Baena se ha convertido en la voz de las mujeres españolas que son madres y trabajan, en una sociedad que, a su juicio, sigue penalizándolas, mientras falta apoyo gubernamental con un pacto de conciliación laboral y con las empresas.

¿Por qué está tan idealizada la idea de ser madre?

Yo soy madre de una niña de ocho años y en esos tiempos nadie te contaba la realidad de la maternidad. Estaba súper idealizado y mitificado, algo que tiene sentido por la cultura social que arrastramos. Al final, tenemos un modelo de madre abnegada, que renunciaba a todo, que no se prioriza nunca y está en el segundo lugar. Ese es el modelo de maternidad que han tenido que soportar la mayoría de las mujeres de nuestra generación. Ese es el modelo que la sociedad ha querido seguir manteniendo, pero que ya es insostenible. Hay que romperlo porque no tiene sentido y no existe. Las mujeres queremos trabajar, tener los mismos derechos y responsabilidades que los hombres. Yo tuve que luchar contra esa madre perfecta que creía que iba a ser y que realmente no tiene ningún sentido. Te tienes que querer como la madre que eres y tienes que asumir que no tenemos superpoderes y que llegamos a todo de la mejor manera posible.

¿Cree que si hace seis años no hubiese dado el paso lo habría hecho otra persona?

Yo tuve esa necesidad personal, un sentimiento individual de compartirlo con una comunidad. De esa situación en Twitter se creó un movimiento social en el que desmitificamos la maternidad y luchamos contra la conciliación. Cuando yo empecé a luchar, realmente muchísimas mujeres me escribían para decirme que también lo habían pasado y que no estaba sola. Se fue generando esa comunidad de mucha gente que estaba cansada y no hablaba de ello. Sigue habiendo miedo, desconfianza y mucha falta de apoyo, por lo que tenemos que seguir concienciando de este problema social.

Hay mujeres que no quieren ser madres y otras generan un debate interno por el miedo a lo que pueda pasar en el entorno laboral.

Hay una renuncia a ser madre por no perder tu carrera profesional, eso sin duda. Y no solo eso, también está la situación económica, que tiene un coste muy alto en una sociedad en la que cada vez se consigue un trabajo estable más tarde y en la que tener una estabilidad personal es complicado. Esas circunstancias están retrasando la edad de maternidad y que muchas mujeres acaben renunciando a tener hijos. Esto está pasando por falta de una situación económica y social que te ayude a ser madre. No existe ese apoyo, por lo que se hace muy complicado dar ese paso. Esto es un problema que está de actualidad y no se están poniendo las medidas necesarias para resolverlo. Es un cambio social, transversal, que no solo llega con el cambio en la educación de roles, sino también con el apoyo gubernamental, con un pacto de conciliación laboral y con las empresas.

El proyecto de Malasmadres empezó hace seis años y cada vez son más fuertes. ¿Eso significa que no ha cambiado nada en este tiempo o que los cambios son muy lentos?

Cambia muy lento. Para mí, lo que ha cambiado es que está sobre la mesa y que hablamos más del tema, pero queda mucho camino. Este año hemos empezado con ese permiso de paternidad que se alarga a 12 semanas, lo que es un gran paso, pero quedan muchos por dar. No es solo cuando los niños son pequeños, sino también en otros momentos como la complicada reincorporación de las madres al mercado laboral o la penalización por ser madres en muchas empresas. Yo invito a la personas que creen que estas situaciones no existen a que cojan el teléfono Amarillo de la Conciliación durante una mañana o nuestra cuenta en Instagram para que lean los mensajes de las miles de mujeres que siguen siendo despedidas por ser madres y la desigualdad que hay. Es una realidad social de mirar al otro lado y no tomar las medidas pertinentes para que pueda cambiar.

¿Cree que la igualdad llegará en algún momento?

La verdad que cuando creíamos que estábamos mejor,con el #MeToo o la revolución del 8-M de hace dos años y la lucha por la igualdad, llega este paso atrás, no solo en las nuevas generaciones, sino en el panorama político. Es una realidad que hay partidos que quieren derogar la Ley Contra la Violencia de Género y que se están escuchando barbaridades que afectan a todo el país. Es el caso de Andalucía, con un Gobierno que da pasos atrás en ciertas políticas de igualdad necesarias. A mí eso me da mucho miedo y me preocupa muchísimo porque nos quedan muchos pasos por dar y realmente la situación sociopolítica está dando pasos atrás.

En muchos casos se exigen los mismos derechos entre hombres y mujeres pero se evitan las responsabilidades.

La corresponsabilidad tiene que cambiar. Aún hay mucho que hacer. Hay que ir trazándolo a través de la educación, la familia, gobierno y sociedad. Una de las cosas más importantes de los permisos de maternidad o paternidad es que sean intransferibles, porque si se pueden ceder, siempre va a caer en los hombros de la mujer y es una cosa que, a nivel social, cuesta ver en una sociedad patriarcal. Tenemos que ir cambiando esa mentalidad y que los hombres asuman esa responsabilidad, al igual que con las tareas del hogar, que hace que la mujer no pueda asumir sus responsabilidades profesionales. La mujer ha salido al mercado laboral, pero el hombre no ha entrado de igual manera en el hogar a responsabilizarse. Es una tendencia que tiene que cambiar a través de la educación y la persona.