Mientras el látigo del desempleo sigue azotando a cientos de miles de ciudadanos en toda España, organizaciones como la Federación de Asociacións de Familiares e Persoas con Enfermidade Mental (Feafes) de Galicia y las entidades que la integran tratan de aportar su granito de arena ayudando a ese colectivo, uno de los que tiene más dificultades para acceder al mercado laboral, a encontrar un puesto de trabajo que les ayude a recuperar la normalidad, y también la autoestima. Desde hace diez años, y a través del programa Incorpora de La Caixa, les tienden una mano hacia la inserción laboral, "ofreciéndoles orientación, formación enfocada al empleo con posibilidad de realizar prácticas en empresas y acompañamiento durante todo el proceso", explica la orientadora laboral de Feafes Galicia Cristina Rivas. "Intentamos dar una respuesta integral a las personas con problemas de salud mental para acceder al mercado laboral, por eso les ofrecemos itinerarios personalizados e intermediamos con las empresas que necesitan profesionales y que apuestan por dar una oportunidad a este colectivo", añade.

Rivas reconoce que el perfil de los usuarios del programa Incorpora es "muy heterogéneo", ya que los problemas de salud mental "pueden abarcar prácticamente cualquier edad". "Cuando la principal demanda es la laboral, no nos llegan muchos perfiles de más de 55 años. Y de entre 18 y 22 no suele haber tampoco demasiados, porque el debut de la enfermedad mental suele coincidir con la adolescencia y, en esa franja de edad, los afectados y las personas de su entorno todavía no comprenden muy bien qué está pasando, están en proceso de probar tratamientos, de estabilizarse... de ahí que, habitualmente, haya un frenazo en el ámbito formativo. A partir de esas edades, sin embargo, sí que notamos demanda", explica la orientadora laboral de Feafes Galicia. "Si en la valoración inicial vemos que el usuario del programa está directamente para el empleo, podemos trabajar únicamente esa área. A partir de ahí, elaboramos un perfil profesional y vemos si necesita realizar algún tipo de formación que actualice sus conocimientos porque, a veces, no es necesario", señala.

La orientadora laboral de Feafes Galicia indica que hay varias formas de colaborar a través de Incorpora. "Por un lado, visitamos empresas nuevas y hacemos labor de sensibilización y difusión para que nos conozcan y para tratar de vencer el estigma que todavía hay sobre la enfermedad mental. En otros casos, firmamos convenios de colaboración, que lo único que suponen para esas empresas es que, cuando tengan disponible una oferta de trabajo, nos lo hagan saber. Si en ese momento nosotros tenemos perfiles que se adapten a ese puesto, se los hacemos llegar y participan en el proceso de selección como cualquier otro aspirante. Y cuando llevamos a cabo los cursos formativos, otras empresas colaboran aceptando a personas en prácticas. Si les gusta cómo desempeñan las tareas que les asignan, a veces hay contratación", apunta Cristina Rivas, quien insiste en que tener una enfermedad mental "no inhabilita para poder desempeñar un trabajo". "Muchas veces, en las empresas tienen una visión completamente diferente del tipo de trabajador con el que se van a encontrar. Les pasa lo mismo que les sucede muchas veces, sobre todo al principio, a los propios afectados. Piensan que la enfermedad mental es el todo de la persona, cuando realmente es una parte, y ni siquiera es la parte más importante", remarca, y agrega: "En ocasiones, cuando llegan al programa, están tan metidos en el rol de enfermo que les cuesta ver más allá, y te dicen 'es que yo soy bipolar', 'es que yo soy esquizofrénico'... Están tan acostumbrados a esas etiquetas y a esos prejuicios injustos que todavía pesan sobre las personas con problemas de salud mental, que es muy difícil que ellos mismos no acaben asumiéndolas", lamenta.

Rivas incide en que para las personas con enfermedad mental, el trabajo no es solo una fuente de ingresos, sino también un "factor estabilizador" y, sobre todo, "de inclusión". "Trabajar implica incorporarse a unas rutinas, con unos horarios y unas responsabilidades. Lo habitual de una persona de mediana edad es que tenga todos los días que salir, hacer su trabajo, volver a casa, relacionarse con los compañeros de trabajo, ese factor de normalización, de llevar una vida como las personas de su edad. A fin de cuentas, contar con un empleo tiene también esa función terapéutica para ellos. Les ayuda a cambiar el rol de persona enferma por el rol de trabajador. A volver a sentirse parte de la sociedad", remarca.

El programa Incorpora llegó a la vida de Patricia a través de Salud Mental Feafes Galicia. "Me hablaron de los servicios que ofrecen en la federación y fui a pedir información. Me di de alta e inicié la orientación laboral. Entre las muchas cosas que trabajamos, me hablaron del programa Incorpora y de su funcionamiento. Me llamó la atención, por lo que decidí darme de alta en el programa. No tenía nada que perder, así que me animé a participar e intentar buscar un empleo a través de él", explica esta joven lucense.

Desde el principio, las orientadoras laborales trabajaron con ella en un itinerario personalizado de inserción, marcando muy bien sus objetivos y su método de búsqueda de empleo. "Este proceso fue de los más complicados. Yo estaba muy encasillada en un perfil laboral determinado, el de personal de supermercado. Quizás por miedo, por desconfianza o por no verme capaz de desempeñar otras funciones distintas, no me animaba a buscar otra cosa diferente. Tras mucho trabajo y esfuerzo, decidí ampliar mi búsqueda hacia otros lados. ¡Y qué bien me fue!", comenta, entusiasmada.

La empresa Nuestra Señora de los Ojos Grandes, de Lugo, también confió en el programa a la hora de buscar personal para el puesto de lavandería, compartiendo la oferta dentro del grupo a través de CaixaBank. "Me avisaron desde Feafes de que había disponible un puesto de lavandería en Nuestra Señora de los Ojos Grandes y que se trataba de una buena oportunidad para enviar mi currículo. Al principio no me veía preparada, pero tras hablar con las técnicas y resolver dudas, decidí dar el paso. Reconozco que pasé muchos nervios en la entrevista, pero me esforcé en hacerla lo mejor posible", recuerda la joven. "Desde el primer día me sentí integradísima en el equipo. Me encanta mi trabajo. Me siento muchísimo mejor conmigo misma, más animada y motivada. Además, he adquirido nuevos conocimientos y habilidades. Y lo más importante: aprendí que soy capaz de hacer cualquier cosa que me proponga, que no debo tener miedo de intentarlo", añade.

En la misma línea se manifiesta otra de las usuarias de Incorpora, quien tras llegar a A Coruña e instalarse en uno de los pisos tutelados por la Asociación Pro Enfermos Mentales (Apem), conoció el programa, precisamente, a través de esa entidad, integrada en Feafes Galicia. "Hasta ese momento, había tenido varios empleos de corta duración, de camarera de pisos, en varias fábricas... Pero, tras un ingreso hospitalario, estuve alrededor de seis meses sin trabajar y necesitaba socializar y volver a encauzar mi vida. En principio, buscaba realizar alguna formación con la que poder empezar a rodar un poco y, en un futuro, trabajar. Necesitaba ir poco a poco, e Incorpora me dio esa posibilidad", explica. "Hice un curso de reponedora, mozo de almacén y dependienta y, al finalizarlo, estuve de prácticas en una gran superficie. A raíz de ese curso, unos meses después, empecé a trabajar en otra empresa, que conocí a través de Apem", apunta, y agrega: "Llevo con este empleo desde octubre, y tengo mucha ilusión por seguir manteniéndolo. En esta empresa, además, me han dado una oportunidad nueva, ya que, por las mañanas, estoy realizando labores de administrativa. Es mi propio jefe el que me está formando y no descarto hacer algún curso, porque es algo que me gusta y lo veo como una buena opción", concluye.