Miles de ciudadanos se manifestaron ayer en Santiago en contra del "deterioro" y "desmantelamiento" de la sanidad pública gallega que, según la plataforma convocante, SOS Sanidade Pública, ha implantado "el Gobierno de Feijóo en sus once años de mandato". A la marcha, que atravesó el centro de la ciudad desde la Alameda hasta la plaza de A Quintana, acudieron desde ciudadanos de diferentes puntos de la comunidad hasta representantes de asociaciones, organizaciones sindicales y de todas las fuerzas políticas de la oposición presentes en el Parlamento, que se mostraron "unidos" en año electoral frente a un PPdeG" que hace oídos sordos al clamor popular". Según Europa Press, participaron 10.000 manifestantes.

El portavoz de SOS Sanidade Pública, Manuel Martín, se mostró satisfecho con la afluencia de miles de personas "pese al mal tiempo", lo que asegura muestra el "amplio respaldo" de las protestas para "denunciar la situación de gravedad de la sanidad pública en Galicia". Muchos son los motivos que llevaron a esos miles de gallegos a salir a las calles de Santiago, pero a todos les une "la dignidad y los derechos para las personas" que demandan al Gobierno gallego en materia de sanidad, "un derecho universal" que debe estar "garantizado", ser "accesible, eficaz y equitativo" en cualquier parte del territorio gallego.

Los manifestantes procedieron de diferentes puntos de la comunidad, entre ellos un grupo de Verín, cuyo hospital, que ha restablecido su servicio de partos tras cerrarse el pasado diciembre, se convirtió en el principal baluarte de la protesta. Verín no se cierra fue uno de los lemas más repetidos por los asistentes y que sonó con más fuerza en la plaza de A Quintana, donde SOS Sanidade Pública leyó un manifiesto. También hubo pancartas en las que se aludía a los problemas en servicios sanitarios, especialmente la falta de pediatras, que viven en la Costa da Morte, Monterrei o A Mariña lucense.

Martín indicó ayer que los servicios de Atención Primaria "han sufrido los mayores recortes que ha habido en los últimos años", y a consecuencia de ello, los profesionales "han perdido capacidad resolutiva" de cara a los pacientes. Además, acusó al Sergas de tener "listas de espera opacas".

Por su parte, desde el Sergas aseguraron ayer que la Xunta redujo fondos públicos a centros privados concertados, que en 2009 eran de 217 millones de euros y "ahora hay doce millones de euros menos".