Ana Alas Barbeito (A Coruña, 1973) trabaja en el área de Oncopediatría del Hospital Materno Infantil Teresa Herrera, de manera continuada, desde el 2011. "Decidí dedicarme a esta especialidad porque el cáncer es una patología que supone un reto profesional y personal bastante importante. Te implicas tanto en buscar siempre el tratamiento más eficaz para cada paciente, en intentar que lo lleve lo mejor posible... Esta área de la medicina se puede ver dura, pero también es muy enriquecedora. Cuando los resultados son buenos, la satisfacción es enorme. Hay pacientes que, ya de adultos, nos vienen a visitar, y ver que han seguido con sus vidas, que están bien, sin secuelas, me sigue emocionando", subraya.

La tasa de supervivencia del cáncer infantil ronda el 80% a los cinco años del diagnóstico. ¿Se está ganando la batalla a la enfermedad?

El cáncer infantil es totalmente distinto al del adulto. La mayoría de los tumores son embrionarios y tienen muy buena respuesta a los tratamientos, tanto a la quimio, como a la radioterapia. En los últimos años, se ha avanzado mucho en diagnósticos precoces, en la atención integral de estos pacientes y, sobre todo, en los ensayos clínicos, porque hemos obtenido conclusiones importantes, basadas en la evidencia científica y esto, a su vez, impulsa cambios en la práctica clínica. Además, cada vez disponemos de más información sobre los genes, se puede hacer secuenciación masiva de los tumores y se conocen alteraciones genéticas que ya podemos identificar, y que se pueden tratar de forma puntual. Todo estos nos ha llevado a aumentar considerablemente la supervivencia, hasta alcanzar las tasas actuales.

¿Cuáles son los tipos de cáncer más frecuentes en niños y adolescentes?

Por debajo de los 14 años, lo más frecuente son las leucemias „en concreto, la leucemia linfoblástica„, seguidas de los tumores del sistema nervioso central, los linfomas y los neuroblastomas. En la adolescencia, también se diagnostican tumores óseos, del sistema nervioso central, linfomas y sarcomas de partes blandas. Además, en este rango de edad cobra bastante importancia el linfoma no Hodgkin.

¿Cómo llevan los padres el impacto de la enfermedad?

El impacto es tremendo. En el momento del diagnóstico inicial, los padres tienen muchas dudas. Les damos tanta información que, en ocasiones, ni la pueden procesar. Es difícil imaginarte que tu hijo, en algún momento, puede tener una enfermedad grave como el cáncer. Después de recibir la noticia, sin embargo, la gran mayoría demuestra una fortaleza tremenda. Y los niños también. Día a día nos enseñan cómo vivir con esta enfermedad. Es increíble cómo lo llevan.

Imagino que la relación que establece con todos ellos será muy especial...

Así es. Tienes un día a día tan cercano con los pacientes y con sus familias, se crea un vínculo tan fuerte y tan especial, que en el Hospital de Día ya somos como una gran familia.