El fiscal coordinador de Seguridad Vial, Bartolomé Vargas, ha anunciado que la manipulación de los tacógrafos en el transporte de pasajeros y mercancías pasará a ser una infracción penal en vez de administrativa que será castigada con hasta tres años de cárcel por falsedad en documento público.

En una rueda de prensa en la sede de la Fiscalía General del Estado, Vargas ha señalado que desde este lunes las unidades de Tráfico de la Guardia Civil, los Mossos d'Esquadra, la Ertzaintza y la Policía Foral de Navarra cuentan con las pautas para investigar este delito a raíz de una sentencia del Tribunal Supremo.

La resolución del Alto Tribunal, que da la razón a un recurso de la Fiscalía Especializada de Seguridad Vial, determina por primera vez que la alteración de los datos de movimiento en autobuses y camiones con el objetivo de esquivar los controles tiene que ser castigada como una falsificación.

Vargas ha puntualizado que el conductor no será el único responsable de la infracción sino que además se perseguirá al resto de posibles "cooperadores necesarios", como directivos o encargados de la empresa de transporte, del contratista o de los talleres.

En el caso de contar con antecedentes en este tipo de práctica, el delito será continuado, con penas que alcanzan los tres años y nueve meses de cárcel, mientras que los accidentes con víctimas mortales responderán a una imprudencia grave, castigada con hasta nueve años según el número de fallecidos.

"Hay casos de inducción en cadena por la presión que se proyecta sobre el conductor para que llegue lo antes posible a su destino", ha denunciado el fiscal, que con esta medida ha dicho querer acabar con las "ganancias trágicas" que conllevan el asumir riesgos como la falta de descanso por una conducción prolongada.

Para Vargas, que ha estado acompañado de miembros de Tráfico de la Guardia Civil y los Mossos, la manipulación de los tacógrafos vulnera las reglas de la competencia y los derechos laborales de los conductores, puestos contra la pared por la precariedad económica y con unas condiciones que ponen en peligro su integridad física.

"La manipulación esconde el ir más deprisa, con menos horas de descanso para llegar antes que los demás", ha advertido antes de criticar que los conductores se ven abocados a circular en estado de somnolencia, a punto de dormirse, consecuencia de la fatiga al volante que lleva al consumo de drogas para mantenerse alerta.

Vargas ha incidido en que adulterar estos aparatos afecta en los sistema esenciales de seguridad como los de frenada y estabilidad que expone a los vehículos a bloqueos, derrapes o al efecto tijera, cuando el remolque gira en dirección contraria a la del camión.

El fiscal de Seguridad Vial ha querido aun así matizar que la falsificación de estos aparatos responde a "conductas aisladas" en el sector de los transportes, de "calidad, prestigio y eficiente".