Apesar de que su función es imprescindible, es un órgano no muy conocido para la mayor parte de nosotros, lo que implica que lo cuidamos más bien poco. Podemos destacar que sus funciones principales son el control del azúcar en sangre (mediante la producción de insulina) y la producción de enzimas (encargadas de digerir los alimentos y absorber los nutrientes).

Así, si el páncreas no funciona bien, no se aprovechan los nutrientes y se presentan déficits nutricionales porque la cantidad no es suficiente para realizar las funciones vitales. Esta situación se relaciona con un mayor riesgo de mortalidad por problemas asociados a los huesos, el corazón, las infecciones, etc...

La pancreatitis se puede definir como una inflamación del páncreas y puede ser aguda (reversible) o crónica (irreversible). La aguda presenta síntomas claros: un dolor fuerte en la boca del estómago y se detecta por un simple análisis de sangre en el que las enzimas pancreáticas están elevadas. En la crónica, el desarrollo es más lento y no se percibe con claridad, lo que lleva a pensar en problemas a nivel del estómago que van retrasando el diagnóstico. Normalmente las agudas no suelen ser graves, pero debes acudir al médico inmediatamente para que valore la situación.

Las complicaciones se centran en la malnutrición y formación de quistes. En la crónica se produce, además, insuficiencia del páncreas, insuficiencia endocrina, osteoporosis, infecciones, diabetes, enfermedades cardiovasculares, etc que van complicando la salud del paciente y empeorando el pronóstico

En España se diagnostican unos 30.000 casos anuales de patologías de páncreas. Siendo la más frecuente la pancreatitis aguda, seguida de la crónica por número de enfermos. Su pronóstico empeora cuando no son captadas a tiempo, por lo que es fundamental acudir al médico al notar cualquier trastorno a este nivel.

De manera general, podemos destacar que los síntomas incluyen: dolor de estómago que no se cura con el tratamiento farmacológico habitual, alteraciones digestivas, hinchazón abdominal, pérdida de peso, diarreas frecuentes, etc...

Las causas de la pancreatitis pasan por el consumo de tabaco y alcohol y la existencia de cálculos biliares, fundamentalmente.

Las recomendaciones generales pasan por modificar tu estilo de vida y mejorar tu dieta. A nivel de tus hábitos, debes evitar el sedentarismo y hacer ejercicio físico moderado habitualmente. No es necesario que te quemes en el gimnasio pero sí debes moverte y olvidar el sofá. Caminar, bailar o nadar pueden ser soluciones perfectas para empezar a activarte si eres una persona sedentaria.

El alcohol y el tabaco son tóxicos para el páncreas. Debes evitar absolutamente su consumo porque no hay una dosis mínima o máxima que afecte a tu páncreas. Los estudios indican que hay personas más propensas a su efecto, por lo que una pequeña cantidad ya les afecta enormemente. Lo mejor es eliminarlos por completo.

A nivel nutricional, los expertos aconsejan seguir una alimentación rica en frutas y verduras, con pocas proteínas y grasas animales y alta proporción de vitamina D para proteger al páncreas.

Inciden especialmente en que cada vez consumimos menos lácteos, lo que no resulta adecuado, porque son una fuente perfecta de vitamina D. Si tomas lácteos desnatados, elige los que están enriquecidos en vitamina D, porque al eliminar la grasa se reduce la concentración vitamínica. Si eres alérgico a la lactosa, puedes tomar quesos y yogures en los que está degradada y no resultan tan malos para ti y son además una fuente de vitamina D imprescindible.

Debes incluir también antioxidantes en la dieta, pues son los encargados de eliminar los radicales libres presentes en el organismo. Puedes encontrarlos en frutas, verduras, aceite de oliva, té verde y frutos secos. Recomendamos:

-Té verde, es un perfecto sustituto del café y te ayudará a cuidar tu organismo.

-Aguacates, con un elevado contenido en vitamina E, que previene la oxidación.

-Las bayas (moras, fresas, frambuesas, arándanos, etc.)

-El brócoli o brécol contiene fitoquímicos de gran poder antioxidante como los indoles.

-Las coles verdes (repollo, coles de Bruselas, col, etc.) del grupo de las crucíferas contienen vitamina C, betacarotenos y compuestos ricos en azufre.

-Las zanahorias son muy ricas en betacarotenos y provitamina A.

-Los cítricos (naranja, limón, pomelo, mandarina, etc.) presentan una elevada proporción de vitamina C.

-Las uvas contienen resveratrol que activa enzimas.

-Las espinacas contienen luteína y zeaxantina.

-El tomate contiene una elevada proporción de licopeno.

Puedes conseguir todos estos nutrientes realizando un menú adecuado. Consulta a tu médico o a un especialista en dietética y nutrición para adaptarlo a tus necesidades.