La industria farmacéutica de EEUU se ha zambullido en una carrera contra el reloj para hallar una vacuna y un tratamiento contra el nuevo tipo de coronavirus, un proceso que se demorará durante más de un año y que ya le ha permitido cosechar jugosos beneficios en bolsa.

"Muchas compañías están teniendo ideas sobre cómo hacer una vacuna. Es importante intentar todas las posibles vías porque sabemos que no todas funcionarán", explica el doctor Bruce Gellin del Instituto de Vacunas Sabin, en Washington, dedicado a promover el acceso global a la inmunización. En su opinión, "que muchos caballos de carreras hayan salido, no significa que todos lleguen a la meta", por lo que, a su juicio, cuantas más compañías inviertan en investigación, mejor.

La investigación sobre Covid-19 comenzó en un tiempo récord gracias a que en enero científicos de China publicaron la secuencia genética del virus, que fue detectado por primera vez en diciembre en la región de Wuhan y fuedeclarado pandemia por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Debido a esa rapidez, las farmacéuticas estadounidenses ya anunciaron que en abril iniciarán los primeros ensayos clínicos en humanos para una vacuna.

El comienzo de esos experimentos en solo cuatro meses desde la detección del virus contrasta con el año y ocho meses que tardaron los primeros ensayos para una vacuna contra el Síndrome Respiratorio Agudo y Grave (SARS, en su acrónimo inglés), que dejó 774 muertos en China entre noviembre de 2002 y julio de 2003.