El Gobierno de Portugal implantó ayer el "estado de alerta" en el país para actuar frente a la crisis del coronavirus, que ya ha llevado a anunciar el cierre de colegios y discotecas y a limitar el aforo en los restaurantes. Con 78 casos registrados, ningún fallecido y un recuperado, el Gobierno de António Costa dio este paso para asegurar con que "medios de protección civil y fuerzas de seguridad" estén listas para actuar con "prontitud", según explicó la ministra de Presidencia, Mariana Vieira da Silva. En virtud del estado de alerta, las personas que no cumplan con las órdenes dictadas por las autoridades incurrirán en un delito de desobediencia y serán sancionadas.

Da Silva compareció bien entrada la madrugada de ayer con los titulares de Economía, Salud, Educación y Trabajo y Seguridad Social para ahondar en los anuncios realizados por Costa horas antes, en las que avanzó medidas como el cierre de colegios, guarderías y discotecas desde el próximo lunes hasta Semana Santa.

Al estado de alerta, una medida que en Portugal se toma para reorganizar las fuerzas de seguridad ante eventos imprevistos como incendios, se unió la promesa de que los trabajadores que se queden cuidando a los hijos en casa por la suspensión escolar recibirán el 66 % de su salario. Un 33% será pagado por la Seguridad Social. También se simplifica el proceso de contratación de médicos, pudiendo incorporarse personal jubilado.

El Gobierno reducirá "un tercio la capacidad máxima de cada establecimiento de restauración" e impone limitaciones "de frecuencia" en centros comerciales. También acota los permisos de atraque a cruceros turísticos, ahora solo para abastecimiento, "no para desembarco de pasajeros", con excepción de aquellos viajeros que residan en Portugal.

Asimismo, limitará las visitas a residencias de ancianos en todo el país para proteger a una población "particularmente vulnerable".