La pandemia de coronavirus está dejando imágenes insólitas de personas comprando productos de primera necesidad. Y es que, además de sanitaria, nos enfrentamos a una emergencia provocada por el miedo. Teresa Marín, psicóloga experta en grandes catástrofes, expone en esta entrevista que la incertidumbre sobre lo que puede pasar genera ansiedad, al tiempo que cree que se debe explicar a niños y jóvenes la situación sin alarmismo y comportarse con normalidad.

¿Con el coronavirus nos encontramos más ante una epidemia de miedo o sanitaria?

Sí, estos días se están desencadenando muchos cuadros clínicos. En personas con psicopatología previa, como son los trastornos obsesivos compulsivos o la paranoia, está generando mucha alarma social. Lo que ven en los medios de comunicación estos días desencadena pequeños brotes y genera muchos inconvenientes en las familias de estos pacientes. El efecto está siendo como el del frío psicológico: yo no tengo frío, pero como veo que los demás se abrigan, pues yo tengo frío. Es la pescadilla que se muerde la cola. En población que no tiene problemas mentales también estamos viendo a mucha gente con cuadros de ansiedad provocados por todas las noticias de estos días.

¿Qué se esconde en el fondo de todos estos miedos?

Para empezar, la incertidumbre no nos gusta. Hay mucho miedo a lo nuevo, a lo desconocido, a no saber qué curso sigue la situación que se está desarrollando. Hay muchas incógnitas e incertidumbre, que es lo que genera la ansiedad que estamos viendo estos días, además de todos los bulos que están corriendo por las redes sociales. Por otro lado, el ser humano le tiene miedo, no tanto a la muerte, sino a sufrir.

¿Desde el punto de vista psicológico, a qué atribuye la psicosis que hay por comprar productos de primera necesidad y en concreto papel higiénico?

Porque tiene un montón de usos. Además, hay una asociación directa entre la palabra virus y los problemas del estómago, tales como diarrea, colitis... Si algo nos da miedo es ir al baño y no tener papel. Es una asociación que hacemos de forma automática.

¿Cómo les debemos explicar a los niños la crisis que estamos viviendo?

Depende de la edad. Hasta los siete años, como inventan mucho, simplemente hay que explicarles que esto puede ser como una gripe, con unos síntomas más graves y que solo se están tomando medidas de precaución. Todo con una terminología sencilla, que no requiere de mucha información, porque antes de los siete años, cuanta más información des, más terreno para fabular. A partir de los siete años, sí que hay más miedo porque les pase algo a los padres. Entonces hay que decirles que todo está controlado y que solo es una medida de precaución. El lenguaje no verbal es muy importante a la hora de transmitir el mensaje y no generar en ellos más preocupación.

Y en el caso de los adolescentes, ¿cómo tenemos que actuar?

En esos casos es distinto. Los adolescentes lo pasan peor porque enseguida piensan que les puede pasar a ellos, a su grupo de amigos, a sus padres... tienden a empatizar mucho con lo que ocurre a su alrededor por el efecto de las neuronas espejo.

¿Qué consejos les da a sus pacientes estos días?

Que sigan los consejos que se están dando por parte de los organismos sanitarios. Y tratar de hacer la vida de la manera más normal posible. La palabra que tratamos de usar más es normalizar. Hay que tranquilizar, decir a la gente que vivimos en España y que la situación está bajo control.

Se trata de la primera pandemia con redes sociales. ¿Cómo está influyendo esto en el miedo y en la percepción de la gente sobre lo que ocurre?

La persona que está equilibrada y sabe distinguir las fuentes informativas recibe la información bien, el problema son las personas que tienen algún problema, que se llegan incluso a obsesionar con que son conspiraciones... A nuestros pacientes les decimos siempre que traten de consultar las fuentes oficiales y seguir todos los protocolos que marca Sanidad en caso de que tengan algún síntoma.