La flota cerquera que opera en aguas del Cantábrico, formada por un centenar de barcos, ha establecido una parada conjunta hasta después de Semana Santa. Los problemas asociados a la crisis del coronavirus, especialmente la caída de precios y las dificultades logísticas (transporte de tripulaciones), provoca un freno a la actividad que este tipo de barcos „que capturan especies como la caballa (en plena campaña), jurel o anchoa„ que ahora dejarán de proveer un producto de primera necesidad. La medida afectará a la treintena de buques gallegos que se desplazaron hasta el caladero para participar en la pesquería de xarda, que como el resto tendrán el lunes y el martes para intentar agotar los cupos restantes de esta especie. Por el momento, esta decisión no se extenderá a aguas gallegas, donde los barcos siguen intentando sacar el máximo partido posible a las capturas, aunque con unos precios que dificultan la actividad: el viernes el jurel llegó a bajar hasta los 30 céntimos el kilo.

Los datos de la Consellería do Mar reflejan la existencia de 152 barcos de cerco en Galicia que emplean a 1.330 tripulantes. Del total de la flota, solo una treintena de unidades se desplazaron al Cantábrico Noroeste para participar en la campaña de verdel (caballa), pero con esta medida tendrán que regresar a sus puertos base. Las conversaciones entre el sector cerquero se concretaron el viernes a la tarde y la medida se hizo oficial a través de un comunicado de las Organizaciones de Productores del Cantábrico (Opes Cantábrico).

Con este paro, el cerco del Cantábrico se convierte en el primer segmento de flota española que para su actividad desde que se decretó el estado de alarma. Una detención que se alargará hasta el 13 de abril, momento en el que los barcos valorarán la situación y verán si les compensa salir para aprovechar la campaña de anchoa. "Quizá para entonces haya fábricas cerradas y no interese", explican fuentes del sector afectadas.