Las pescaderías son de los pocos negocios que pueden abrir al público. Sin embargo, Mariscos Dory, en el mercado de San Agustín, tuvo que cerrar por necesidad. Ángela explica que tuvieron que parar porque tanto su madre como ella son "personas de riesgo" y que ella lleva aislada desde el pasado 9 de marzo. Ahora mismo se encuentran en casa, "asumiendo gastos". Por el momento no contempla acogerse a las ayudas que anunció el Gobierno porque "hay empresas que lo están pasando bastante peor". Barrán dice que "todos debemos de poner nuestro grano de arena", por tanto optará por "no prescindir de ningún trabajador"."Evidentemente no hay ingresos, pero tampoco hay tantos gastos. Hay que asumir la situación. No podemos exponernos al ser personas de riesgo". Si sus condiciones fueran diferentes, posiblemente ahora tendría abierto su puesto en San Agustín, pero como ella afirma, no es momento de jugar con la vida de nadie.