Al igual que existe una España de dos velocidades, parece que el coronavirus también sigue esta dinámica, con territorios con una mucho mayor afección, como Madrid y Cataluña, y otros con menos, como sería el caso de Galicia. Mientras en la comunidad madrileña, la zona más castigada, su servicio sanitario roza el colapso por el alto número de infectados (8.921), la gallega resiste de momento, pues ayer había registrados 739 enfermos, si bien los más graves se incrementaron un 52% en solo un día, al pasar de los 19 ingresados en UCI el pasado viernes a los 29 contabilizados ayer. No obstante, el sistema sanitario gallego aún tiene capacidad para estos casos extremos, pues las 160 camas habilitadas antes de la crisis sanitaria en las unidades de cuidados intensivos se elevarán a 274 en los próximos días. En cuanto a los fallecidos en Galicia, ayer se sumaron otros cuatro óbitos para alcanzar los trece. Murieron una mujer de 68 años y tres hombres, de 93, 81 y 74 años. Los cuatro pertenecían al área sanitaria de A Coruña y los cuatro tenían patologías previas.

La pandemia se está cebando en Madrid. Su segundo hotel medicalizado estaba previsto que ayer ya comenzara a recibir pacientes de los hospitales del Corredor de Henares y otros siete hoteles más se medicalizarán durante los próximos días para descongestionar los diferentes hospitales de la región. Un ejemplo del impacto del coronavirus es el Severo Ochoa de Leganés. Su UCI estaba ya completa ayer y en el Servicio de Urgencias se sustituyeron las camas por sillas para ganar espacio, pero aún así se colapsó. Sin espacio ni siquiera bancos en los que sentarse, se tuvo que derivar pacientes a otros hospitales cercanos con camas disponibles, como el de Getafe. Por la mañana, la UME llevó a 51 pacientes a otros centros hospitalarios para aliviar la situación. También se desviaron usuarios a Ifema.

Escenarios parecidos se repetían en otros hospitales de una comunidad en la que el último parte oficial reseñaba casi 9.000 contagiados, de los que 767 estaban ingresados en UCI, y acumula 804 fallecidos. En toda España, los infectados son casi 24.500 y los muertos 1.326.

En Cataluña la situación también es complicada, con 4.203 infectados, 298 en UCI y 122 personas fallecidas. El Hospital de Igualada quizás era el que en peor estado se encontraba, al tener que montar una carpa medicalizada en el exterior para realizar los triajes.

Por contra, Galicia resiste a la espera de que en la primera semana de abril, según las previsiones de la Xunta, se produzca el pico de la epidemia. Ayer, según el Ministerio de Sanidad había 739 personas infectadas por el coronavirus „el Sergas contabilizaba tan solo 721„, de las que 29 estaban ingresadas en las unidades de cuidados intensivos, 166 hospitalizadas en planta y el resto pasando la cuarentena en confinamiento en sus domicilios. Ayer también se registró la sexta alta (en Pontevedra) de una persona que superó la infección y se produjo el primer contagio de un funcionario de prisiones, en Bonxe (Lugo).

Se sabe que el virus afecta mucho más a las personas mayores por la experiencia acumulada en otros países, pero en España no existe un registro que clasifique a las víctimas por edad, patologías y sexo, como sí tienen otros países azotados por Covid-19, como Italia. Sin embargo, el Gobierno dio ayer un primer avance de un estudio más profundo que se conocerá en los próximos días.

Alrededor del 50% de las personas hospitalizadas en España por coronavirus tiene más de 70 años y sobre el 70% de los pacientes ingresados en UCI tiene más de 60 años. En cuanto al grupo de menores de 30 años, tiene una incidencia en la hospitalización de entre el 5% y el 10% y los menores de 20 años suponen el 1% o 2% de los pacientes ingresados. De Galicia, el Sergas carece todavía de este desglose sobre a qué grupos de edad afecta más el virus.

Tras las quejas continuas por parte de las comunidades autónomas de falta de material, el Ministerio de Sanidad „autoridad competente para su compra y distribución„ parece que hoy procederá al reparto de suministros. La idea es repartir entre los servicios territoriales de salud 500.000 mascarillas para profesionales y 800.000 para pacientes. Además, ha adquirido más de 700 respiradores y 640.000 tests de diagnóstico mediante PCR.