El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, advirtió ayer a los españoles de que "desgraciadamente" lo peor de la pandemia Covid-19 está por llegar, ya que la semana entrante se producirá el impacto de "la ola mas dañina, que pondrá al limite nuestras capacidades materiales y morales". En su tercera rueda de prensa desde la declaración del estado de alarma, el sábado de la pasada semana, Sánchez se felicitó del grado de cumplimiento que están teniendo las medidas de confinamiento en los domicilios y aseguró que "hemos adoptado las medidas más drásticas de Europa".

Sánchez instó a perseverar en la observancia de las medidas impuestas y aseguró que no se endurecerán, del mismo modo que no aludió en ningún momento a una eventual prórroga del estado de alarma, que requeriría la aprobación del Congreso de los Diputados.

Con el convencimiento de que los fallecidos y detectados van a aumentar en los próximos días, el líder socialista insistió en que hay "muchos frentes abiertos" y en que, por ello, las administraciones deben buscar soluciones.

Ante las críticas y las desavenencias de los gobiernos autonómicos de Cataluña y, en menor medida, de Madrid, dijo: "No nos dividamos, ni nos hagamos reproches. Ahora hay que vencer al virus. Ya haremos la reflexión y los cambios necesarios cuando llegue el momento. Ahora hay que mantener la unidad. No voy a polemizar ni con administraciones ni con partidos". El presidente aseguró que si hay responsables políticos que "marcan distancias", se esforzará en acercarse a ellos. "Si polemizan, conciliaremos", añadió.

Sánchez marcó un frente múltiple de lucha contra el virus. El frente sanitario, donde el problema, según afirmó, no es tanto la gravedad de la enfermedad, como el volumen de personas a las que afecta. Ante este, hay que evitar una avalancha de enfermos que colapse el sistema. Indicó que el esfuerzo actual se centra en dotar a los centros sanitarios de más mascarillas y respiradores.

En segundo lugar, la reducción de los contagios para romper "la cadena del virus", que es donde entra en juego el confinamiento en los domicilios. Sánchez explicó que si se reducen los contagios, habrá más medios en los hospitales para conseguir curaciones. "Cada contagio que no se produce rompe la cadena de reproducción del virus", dijo. "Si lo evitamos, salvamos una vida y liberamos una cama, a la vez que ganamos tiempo para reactivar la economía".

"El confinamiento es muy duro, como todo lo que pedimos", admitió. "Vamos a por la segunda semana", recordó, antes de pedir el apoyo entre los ciudadanos. "Ahí no llega la administración", aclaró, sino los familiares y amigos, que son quienes tienen que darse apoyo mutuamente. "Si nos quedamos en casa muchas personas que queremos seguirán respirando".

Un tercer frente es el de la investigación, destinada a la obtención de una vacuna. "Cuando planteemos medidas de desescalada, necesitamos tener los instrumentos que nos protejan en la nueva cotidianidad, hasta que llegue la vacuna", dentro de unos meses o de un año, añadió.

Sánchez, que estableció un balance del cumplimiento de las medidas decretadas en función de la reducción del gasto de combustibles y energía eléctrica, así como del aumento de los flujos de internet, admitió que en parte la economía española se está convirtiendo en una "economía de guerra", en relación a todas las empresas que están reconduciendo su producción para suministrar material sanitario.

El presidente, preguntado por su asumía toda su gestión de la crisis, respondió afirmativamente. "La asumo hasta que encontremos la vacuna. Los españoles nos evaluarán" cuando llegue el momento, manifestó. Sánchez recordó que el mundo se encuentra ante "la emergencia sanitaria más grave del último siglo, para el que la Humanidad no estaba preparada. Se propaga con una velocidad sin precedentes, más alta que una gripe, y es más letal que ella", dijo.