A la incertidumbre y las dudas propias del diagnóstico de un cáncer, los pacientes oncológicos suman ahora el temor de convertirse en blanco fácil para el coronavirus ya que son muchos quienes deben acudir periódicamente al hospital. Las revisiones para controlar el avance de la enfermedad o la quimioterapia no pueden ralentizarse por la pandemia y por ello, hace semanas que el servicio de Oncología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) adoptó una serie de medidas para "ofrecer una atención con las mayores garantías de seguridad". Todo porque, como reconocen, "se trata de pacientes, que debido al tratamiento inmunosupresor que reciben, son más vulnerables a las infecciones".

Lo primero, como han hecho el resto de especialidades, es evitar siempre que sea posible la presencia del enfermo en el hospital y priorizar las teleconsultas. Es el caso de los pacientes con tratamiento oncológico oral. "Por teléfono se les comunican los resultados de las pruebas, se controla los síntomas, se resuelven dudas, se ajusta la medicación y se da la prescripción de fármacos necesaria", explican desde Oncología, donde indican además que ya realizan también por teleconsulta "el 90% de revisiones periódicas". Y si durante esta consulta telefónica, el médico acuerda cambiar la medicación o se necesita renovar la existente, este departamento trabaja en coordinación con la Farmacia hospitalaria, donde enviarán al domicilio del paciente toda la medicación que necesite para que no tenga que ir hasta el centro sanitario.

Pero no siempre es posible evitar el hospital. Hay pruebas, revisiones o tratamientos que no entienden de cuarentena, que son urgentes y no pueden demorarse hasta que la situación sanitaria mejore. Conscientes de ello se han extremado las "medidas de higiene y aislamiento social" en los hospitales de día a los que acuden estos pacientes a someterse a tratamiento o a consulta. "Lo primero que hemos hecho es minimizar al máximo la circulación de personas en estas áreas", explican fuentes del hospital coruñés, quienes resaltan que "se ha limitado el acompañamiento de familiares en las salas de espera y el hospital y se ha suprimido la presencia de voluntarios y de todo aquel personal que no sea el estrictamente necesario".

En el área de consultas externas se ha creado un sistema de "triaje de sintomatología sospechosa" para alertar ante la presencia de algún paciente que podría estar infectado con Covid-19 y se ha instalado un punto de lavado de manos "obligatorio" para todos los pacientes.

Y también se extreman las medidas de seguridad en las salas en las que se reciben tratamiento intravenosos como la quimioterapia. Los responsables del área han separado tantos los sillones de la sala de espera como los espacios en donde se recibe el tratamiento para que no haya varios pacientes a poco distancia. "Además para evitar esperas y acúmulo de pacientes, hemos instaurado un sistema de aviso por SMS al teléfono en el momento en el que está disponible la medicación para su administración intravenosa", explican desde Oncología, donde aseguran que todos los pacientes con tratamiento activo son valorados de forma personalizada y ante la situación excepcional que se vive a nivel sanitario y, según las recomendaciones de la Sociedad Española de Oncología Médica, se analiza cada caso para "considerar nuevas pautas de tratamiento más distanciadas en el tiempo, ajuste de dosis, selección de esquemas terapéuticos con menor riesgo de compromiso del sistema inmune, o incluso en función del riesgo (tipo de tumor, extensión del mismo, etc...) el retraso temporal del inicio o continuidad del tratamiento que reciben", explican profesionales del área de Oncología que indican que las principales dudas de los pacientes oncológicos es si el Covid-19 puede afectar a la evolución del tumor.

En este sentido quieren lanzar un mensaje de tranquilidad a pacientes y familias. "No hay evidencias de que la infección empeore el resultado terapéutico ni la evolución de la enfermedad", explican los sanitarios del Hospital de A Coruña que agradecen la capacidad de adaptación de los enfermos a las nuevas medidas instauradas en el servicio y que pueden variar ya que se adaptan a la realidad diaria de la pandemia.