El sector de la construcción prosigue con la actividad en A Coruña y comarca pese a la crisis sanitaria, pero lo hace a medio gas, lastrado por problemas derivados de falta de suministros, atasco de hipotecas, dificultades para firmar nuevos contratos o la ralentización de los trámites administrativos.

Promotoras y empresas de reformas consultadas por este diario relatan que siguen con la obra iniciada con los protocolos de seguridad correspondientes para evitar la propagación del coronavirus, pero con la incertidumbre derivada de una situación inédita que ha obligado a dejar en suspenso actuaciones en trámites.

No hay consenso sobre las medidas que debe adoptar en Estado, pero sí sobre la necesidad de instrucciones claras. "No se nos habla con la misma claridad que a otros sectores. Sobrevuela la duda de que nos puedan mandar cerrar, es muy importante que nos avisen con tiempo para organizar, que nos den margen", sostiene Ignacio Sierra, responsable de SG Constructora. Las peticiones de presupuesto han bajado y hay reticencias para el comienzo de obra nueva, explica este empresario, que ha notado problemas puntuales de falta de suministro, aunque no en sus almacenes de confianza. "Nosotros mantenemos sueldos y plantilla. Hay que cumplir cuando vienen mal dadas", incide.

La preocupación en el sector es generalizada. La Xunta ha mantenido contactos con la Federación Galega da Construcción y con los colegios profesionales de Ingenieros y Arquitectos y afirma que todos han trasladado su voluntad de seguir con las obras en marcha, dado que no son actividades suspendidas por el decreto del estado de alarma y al entender que pueden hacerlo en condiciones de seguridad y minimizar así el impacto económico y en el empleo. La Xunta ha dictado una instrucción para aclarar que las obras de su competencia pueden seguir con las medidas de seguridad correspondientes e informa de que el 80% siguen en marcha.

Sobre el futuro del sector a corto plazo no hay consenso. Y hay quienes abogan por un parón preventivo. Es el caso, entre otras, de Home3. Lo primero que hacen los obreros al llegar a la nave ya no es comentar su fin de semana. "Nuestra primera pregunta ahora es: ¿Cómo te encuentras? ¿Estás bien?", dice el gerente Óscar Rollón. La empresa, dedicada al montaje de viviendas modulares se enfrenta cada vez a más obstáculos para llevar a cabo sus tareas, explica. Dado que son uno de las pocas áreas que siguen en activo, el resto de ramas de las que dependen les lastran. Los negocios tienen licencias para sus proyectos, pero el proceso se atranca antes de empezar. Para poder iniciar una obra, el arquitecto municipal debe realizar antes las mediciones. "Dicen que no pueden venir porque estarían expuestos. Pero si no vienen no podemos empezar", explica Rollón.

La liquidez de los clientes es otro de los problemas, aunque los bancos sigan concediendo préstamos. Desde el sector denuncian un retraso en las hipotecas porque los notarios "no las consideran urgentes", y "si no se firman no hay dinero y es la empresa la que lo tiene que adelantar". La traba le ha dejado a Home3 22 viviendas pendientes de entrega.

Trisquel Reformas Integrales comparte la idea. La entidad reconvierte unos locales comerciales en viviendas, y en la cuarentena se ha topado con problemas en los suministros. Su director, Víctor Veira, recorrió este miércoles la ciudad en busca de una resina que finalmente halló en Carballo. Además, dice, muchos camiones de reparto no salen, por lo que se corta la cadena de materiales entre los almacenes y el punto de obra.

Uno de los escenarios más complicados son los trabajos en edificios ya habitados, explican. Trisquel ha percibido un aplazamiento de muchos de sus proyectos, porque "la gente es reacia a que entres en su casa y lo va a ser durante dos o tres meses". Tampoco los vecinos entienden que los obreros sigan cargando vigas o pintando. Así lo denuncia Rollón, que indica que la semana pasada le llamaron la atención unos viandantes. Este empresario considera que el sector, debería "estar protegido como el resto": "Si dicen que pare la construcción, encantados".

En Santa Cruz, uno de los puntos álgidos de la construcción en el área, las obras avanzan a medio gas. La construcción de la residencia privada de mayores avanzaba este martes, pero con menos movimiento que semanas atrás. Otra de las promotoras con obra en la zona, Urbanizadora Herculina, sigue con los trabajos en marcha. "Queremos seguir trabajando para cumplir los plazos", explica un responsable de la empresa, que destaca que cumple todas las medidas de seguridad recomendadas por el coronavirus y que considera que la construcción no es un sector con riesgo de contagio. Sobre un parón, advierte: "El daño que se puede hacer al sector y a la economía en general es gravísimo". Este empresario admite la existencia de problemas para iniciar obra nueva y también alguno muy puntual en suministros: "¿Iniciar nuevas cosas? Habrá que ver", replica a consulta de este diario, al tiempo que apunta a la conveniencia de "volver a la normalidad lo antes posible".