1. El Banco de España alerta de un impacto muy acusado a corto plazo y diversas instituciones internacionales indican caídas próximas al 10% del PIB. En todo caso, también las previsiones son de recuperación de la actividad de forma intensa una vez superada la crisis sanitaria. Pero esta recuperación dependerá de si el estado de alarma no impacta estructuralmente en la economía. Y esto va a depender mucho de la estrategia llevada a cabo por cada país y de la ayuda que reciban las empresas y los trabajadores afectados por la situación. Hay que pensar que el sector de restauración o los centros comerciales, por ejemplo, aunque se levante el estado de alarma, pueden resentirse de forma importante porque los consumidores rehuyan espacios con mucha gente.

2. El gobierno movilizará 200.000 millones de euros. Si llegan a través de préstamos, es posible que muchos pequeños negocios cierren cuando vean que tienen que afrontar una deuda importante con un futuro de negocio incierto. Por este motivo, las empresas deberían ser indemnizadas, al ser obligadas al cierre forzoso, y parte de las deudas relativas a este período condonadas o aplazadas. Es mejor que las empresas se mantengan para poder reincorporar de nuevo a los trabajadores cuanto antes. Los trabajadores en ERTE también deberían recibir sus retribuciones cuanto antes para lograr que el consumo se mantenga y no se deteriore demasiado la confianza de los consumidores.

3. La movilización de recursos internacionales es más necesaria que nunca. Europa, al igual que EEUU, debería olvidar temporalmente la austeridad fiscal y entregárselos a fondo perdido a los estados más afectados.