Esta próxima madrugada se producirá un nuevo cambio de hora. Las dos de la madrugada pasarán a ser las tres y así entrará en vigor el horario de verano. Pese a las molestias que suele provocar esta modificación, el paso que supone para empezar a disfrutar de cada vez más horas de luz al día suele provocar más alegría que enfado... Excepto, quizá, este año, cuando tendremos que observar este cambio desde las casas en las que estamos confinados por el coronavirus, aunque los psicólogos discrepan sobre los posibles efectos.

Marino Pérez, profesor del departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo, quita mucho hierro a la situación, y aunque reconoce que la colisión del confinamiento con el incremento de horas de luz puede provocar cierta ansiedad en un grupo de personas reducido y con cierta predisposición, no cree que se produzcan consecuencias perceptibles. "Pudiera ser que, en la medida en que haya más luz y veamos un tiempo más acogedor, se pueda echar de menos lo que hay afuera. Pero creo que el cambio de hora en este contexto no tiene relevancia psicológica como para que suponga algún problema, más que el que le queramos dar atribuyendo a esos cambios algunos aspectos negativos de la experiencia subjetiva del confinamiento", reflexiona este especialista.

"El hecho de que empiecen a entrar más horas de sol y no poder estar predispuestos a que nos dé nos puede crear un poquito más de ansiedad. Al fina, tener mal tiempo o menos horas de luz nos predispone más a estar en casa, pero con el buen tiempo a las personas les apetece salir fuera", explica la psicóloga Tania Quirós. Esta circunstancia, explica, puede provocar "ciertas secuelas, como las que está creando el confinamiento, que pasan por los incrementos de los episodios de ansiedad, principalmente en las personas que tienen cierta tendencia a estos episodios.

Más ansiedad

Por su parte, María José Jorques, doctora en Psicología y profesora de la Universidad Católica de Valencia, coincide con esta opinión: "Este cambio de hora en primavera siempre apetece porque empezamos a tener más horas de luz a lo largo del día, pero por esta misma razón, ese cambio ahora pueda provocar ansiedad. Vamos a tener más horas de luz y no vamos a poder salir para disfrutarlas".

Óscar Cortijo, psicólogo y miembro de la Comisión Nacional para la Racionalización de Horarios Españoles (Arhoe), subraya que las medidas impuestas por la alarma del coronavirus "están exigiendo una madurez de los españoles para quedarse en casa y, a pesar de la dificultad del hacinamiento, miedos y cambio de hábitos, manejar la situación de la mejor forma posible". Un esfuerzo al que ahora se debe añadir el del incremento de la luz solar, un elemento que estimula a salir y no quedarse en casa en situaciones cotidianas.

Sin libertad de movimientos

"Ante el estado de alarma que ya por sí es un elemento que activa la frustración al coartar la libertad de movimientos y aunque racionalmente comprendamos la necesidad y responsabilidad que tenemos de no salir, va a ser otro elemento más a introducir a ese tsunami emocional. Aquellas personas que tienen una baja tolerancia a la frustración o que no estén tomando medidas para amortiguar el impacto del confinamiento de estos días, unido al paso del tiempo, es un elemento crítico que puede agravar la salud mental del país", subraya Óscar Cortijo.

Marino Pérez, en todo caso, insiste en que el cambio no tendrá mayor incidencia. "Pero seguro que saldrá estos días algún estudio psiquiátrico que dice que sí. Porque, claro, si en medio del confinamiento llamas a alguien y le preguntas si está animado, ¿qué te va a decir?", concluye.