El Covid-19 ha puesto patas arriba el día a día de los hospitales españoles. El objetivo prioritario es contener la expansión del coronavirus para evitar el colapso del sistema sanitario, y todo lo que no sea eso o emergencias vitales puede esperar. En las comunidades más afectadas, como Madrid, Cataluña o el País Vasco, algunos programas asistenciales han tenido que bajar el ritmo. Los trasplantes de órganos, entre ellos. Se continúan realizando, pero cada caso se valora de manera individual. En el Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac), siguiendo las directrices de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT), se ha optado por blindar las intervenciones de máxima urgencia. Las que no pueden esperar. Se trasplanta ya, o el enfermo fallece. En lo que va de mes, los médicos del Chuac llevaron a cabo siete cirugías de ese tipo: tres trasplantes de riñón, uno de corazón, otro de pulmón y dos de hígado, el último, hace apenas unas horas. Vidas que se abren paso en mitad de la pandemia.

"El trasplante es siempre la última opción terapéutica. No hay más. Es una situación límite. Pero dentro de esa situación límite, afortunadamente, hay estados de gravedad. No todos los pacientes que están incluidos en lista de espera tienen la misma necesidad de recibir un órgano", explica el coordinador de Trasplantes del Chuac, Fernando Mosteiro. "Hay enfermos que están en una situación de máxima urgencia, y que necesitan ser trasplantados en un corto espacio de tiempo. Días, incluso horas, en función del órgano y de su situación clínica. Sin embargo, hay otros pacientes que aún estando en lista de espera, se encuentran más estables. Pacientes cuyo hígado o corazón sabemos que va a dejar de funcionar en uno o dos años si no se trasplantan, pero para los que todavía hay ese margen de maniobra. En estos casos estables, ahora mismo estamos optando por evitar el trasplante, dado el alto riesgo que hay de que contraigan una infección si son intervenidos", reconoce el doctor Mosteiro, quien subraya que se trata de enfermos "muy delicados", que tras la cirugía "necesitarían inmunosupresión", con la consiguiente "bajada de defensas" que supone. "En esas circunstancias, el riesgo de contraer infecciones por gérmenes banales como los que pueden provocar un cuadro catarral común se multiplica por diez o por quince. Y en los hospitales, que es donde se concentran buena parte de los pacientes con Covid-19, ese riesgo se incrementa todavía más. Por eso hemos decidido que estos enfermos, en principio, continúen en lista de espera. Dentro de lo posible, se está tratando de posponer estas intervenciones porque, en la actual situación, el riesgo es mayor que el beneficio", señala.

A los enfermos "priorizados o en lista urgente de trasplante", sin embargo, hay que operarlos "sí o sí" en el momento en que aparezca un órgano compatible. "En estos casos, aún con la situación que hay ahora mismo en los hospitales, con una alta cantidad de pacientes portadores del Covid-19, el beneficio es mayor que el riesgo", apunta el coordinador de trasplantes del complejo coruñés. "Incluso en las circunstancias actuales, a estos pacientes hay que trasplantarlos; si no, acabarán falleciendo en su casa o donde se encuentren", remarca.

En cuanto a las donaciones de órganos, el doctor Mosteiro asegura que en el último mes han disminuido considerablemente, "no porque hayan aumentado las negativas familiares a donar" o porque se estén "descartando donantes", señala el coordinador de Trasplantes del complejo coruñés, sino porque, a nivel nacional, "han bajado las muertes por patologías como el traumatismo craneoencefálico, hemorragias cerebrales, infartos de miocardio, ictus...", sostiene. "No hay una explicación científica para todo esto, pero probablemente haya influido el confinamiento social. El número de donantes de órganos ha disminuido exponencialmente a medida que ha aumentado la incidencia del Covid-19. Y la única razón que se me ocurre es esa. La gente apenas coge el coche, con lo cual no hay accidentes de tráfico. Y sin siniestros en la carretera, descienden los traumatismos craneoencefálicos", indica el especialista del Chuac, y agrega: "Los compañeros de la Unidad Coronaria también comentan que la cifra de infartos ha caído. Es probable que el estrés diario empeore en una situación normal. Es la única explicación que se me ocurre. No puedo justificar de otra manera que haya disminuido tanto la el número de donantes".

El coordinador de Trasplantes del Chuac reconoce que, en las comunidades más afectadas por la pandemia, como Madrid, Cataluña o el País Vasco hay hospitales colapsados, pero insiste en que el complejo hospitalario coruñés no está en esa situación y en que, "logísticamente", puede "asumir las donaciones y llevar a cabo los trasplantes", pero "es que no las hay", reitera el doctor Mosteiro, quien destaca que, aún en esta tesitura y en lo que va de marzo, los médicos del Chuac practicaron un total de siete intervenciones: tres trasplantes renales, uno de corazón, otro de pulmón y dos hepáticos, el último hace apenas unas horas. "Los órganos del único donante que registramos a principios de mes se quedaron aquí, y realizamos alguna cirugía con órganos de donantes de fuera de Galicia", especifica.

La pandemia de coronavirus, eso sí, ha obligado a los hospitales españoles a revisar la idoneidad de los eventuales donantes de órganos. "Hay unos protocolos, establecidos por la ONT, y somos muy estrictos en eso. La garantía de los órganos que se implantan tiene que ser máxima", recalca el doctor Mosteiro. "Por eso, al inicio de esta pandemia, e incluso antes de que se decretasen en España el estado de alarma y las medidas de confinamiento de la población, ya se planteó desde la ONT y las coordinaciones autonómicas de trasplantes realizar el test del Covid-19 a todo posible donante. Todos los pacientes que den positivo, se descartan, lógicamente. Pero también los casos dudosos, aunque la prueba sea negativa", explica el coordinador de Trasplantes del Chuac, y reitera: "Si hay dudas, porque el posible donante en muerte encefálica estaba con tos y con fiebre los días previos, incluso con dos test negativos, se descartaría para garantizar la máxima excelencia y que no haya ninguna posibilidad de trasmisión", destaca.

Fernando Mosteiro insiste en lanzar un mensaje de tranquilidad a los enfermos que se encuentran en lista de espera para recibir un órgano. "Siempre que haya un donante y que garanticemos que cumple con los requisitos para que sus órganos puedan ser utilizados, lo haremos", subraya, e incide: "En estos momentos, los pacientes que están estables y que pueden permanecer un tiempo sin ser trasplantados es mejor que estén en sus casas, hasta que cambie la situación epidemiológica. Por desgracia, hay otros que están más enfermos, y que incluso en una situación epidemiológica de alto riesgo como la actual, tienen que ser intervenidos. Su situación es tan urgente y delicada que hay que asumir ese riesgo", concluye.