Hugo tiene 14 años y síndrome de Asperger, un trastorno neurobiológico del espectro autista que se caracteriza por dificultades en la comunicación social y falta de flexibilidad en comportamientos y pensamientos. A priori, este adolescente coruñés entra en el colectivo de quienes peor lo pasan durante esta cuarentena, pero su madre, Rita González, asegura que "aunque hay días que está más nervioso", con rutinas pautadas, Hugo sobrelleva bien el estar en casa y está muy concienciado con no salir a la calle. "Está muy informado y tiene claro que aunque tiene la posibilidad, el Gobierno no deja y él no quiere salir", señala su madre, quien lamenta que muchas veces se tilde a las personas con autismo "de no tener responsabilidad o empatía".

La clave de esta familia es haber creado rutinas dentro de esta nueva situación de cuarentena. "Les cuesta adaptarse a los cambios y hay que anticiparse. Como no hay clase, por la mañana estudia, después hay un espacio para el ocio, para que haga ejercicio, jugamos a algún juego, el caso es que esté entretenido", explica Rita, quien reconoce que en niños pequeños con asperger quizás es más difícil de llevar. Ellos aún no han usado el permiso especial para salir a la calle y piden al resto "moderación". "Es para salir si es necesario cada dos o tres días", indica.