El miércoles 11 de marzo, tres días antes de la declaración del estado de alarma por parte del Gobierno central, los trabajadores de Alu Ibérica LC, antigua Alcoa, se manifestaron en A Coruña para exigir que se garantice el futuro de la industria electrointensiva (aquella en que la electricidad resulta fundamental en su proceso, dado que la energía puede llegar a suponer un 50% de los costes de producción). A la movilización, marcada entonces por las críticas al borrador de estatuto electrointensivo elaborado por el Ministerio de Industria, también acudieron empleados de otras empresas de gran consumo asentadas en la provincia coruñesa como Celsa, Megasa o Ferroatlántica. Nueve días después, Alu Ibérica decidió cerrar su planta de A Coruña hasta hoy, una actuación con carácter preventivo por el fallecimiento por coronavirus de José Luis Paz Pena, extrabajador y expresidente del comité de empresa de la aluminera que participó en la concentración celebrada ante la Delegación del Gobierno. Juan Carlos López Corbacho, actual presidente del comité de empresa de la factoría, revela cómo ha vivido estos días de confinamiento sin su amigo y compañero de sindicato.

¿Cómo sintieron el fallecimiento de Paz Pena?

Fue un impacto muy grande, sobre todo porque en ese momento nos dimos cuenta, los que estábamos muy cerca de él, de la crueldad que sobrevino a los fallecidos por el coronavirus y a sus seres queridos. Era un amigo que nos aconsejaba en numerosas ocasiones y nos relataba sus experiencias en la fábrica. Falleció solo, no pudo estar con la familia ni la familia con él, no se pudieron despedir con normalidad. Percibes la crueldad de todo esto y te das cuenta de que esta situación es tremenda. Esperemos poder hacerle un homenaje como se merece el día de mañana.

Este jueves remata vuestra cuarentena, ¿en qué situación se encuentra Alu Ibérica LC?, ¿retomarán la fundición?

Estamos sin actividad en este momento, mantenemos la planta con el personal de vigilancia y servicio médico. Es dedir, cuenta con el mínimo imprescindible. Esta es la situación desde el 19 de marzo, fecha en que la empresa activó la cuarentena de quince días, ya que varios trabajadores tuvimos contacto con Paz Pena. La compañía nos comunicó el pasado martes que todavía no tiene muy claro si está o no catalogada como empresa esencial dado que aún carece de la documentación administrativa que aclare su situación. Aún siendo electrointensiva, las cubas (electrolíticas que producen alumnio primario) están paradas desde febrero del año pasado, pero también es cierto que podemos servir a sectores como el alimentario o el sanitario a la hora de envasar sus productos, por ejemplo. La firma está comprobando la situación, dado que si nuestros clientes están catalogados como empresas esenciales, nosotros deberíamos serlo también como proveedor. Estamos listos: no tenemos ningún positivo en la plantilla por Covid-19, ni antes ni ahora. Estamos a la espera del dictamen de la empresa por si hay que reactivar la producción. Pronto lo sabremos. De entrada estaremos en situación de permiso retribuido recuperable.

¿Cómo ha vivido la cuarentena?

Pues como la mayoría de la población que está confinada. En primer lugar estamos preocupados por la escalada de afectados y fallecidos, y también sobre el futuro. Todos queremos mantener nuestro puesto de trabajo y retomar la vida con normalidad.

¿Ha reflexionado?

Está claro que lo primero en la vida es la salud. Es lo primero que ha de movernos. Sin salud se acorta el recorrido, lo demás es secundario. Por eso, si tenemos que trabajar mañana, o pasado, o cuando nos digan en Alu Ibérica, lo primero que exigiremos son mayores medidas de seguridad. Últimamente ya se aplicaban bien en la empresa, se atendía todo lo que se demandaba, pero después de esto necesitamos la máxima seguridad, la máxima prevención entre los trabajadores, y a partir de ahí producir en los niveles que seamos capaces.

¿Ha cambiado los objetivos el coronavirus?

Cambian los de todo el mundo, en primer lugar porque no puedes hacer previsiones. No es Alu Ibérica solo, es que no sabemos cuándo va a acabar la pandemia. Cada hora que pasa surge una otra especulación, es pronto para un plan de objetivos. Ahora hay que vivir al día, ver qué decisiones toma el Gobierno, evaluarlas y movernos en esas coordenadas.

¿Ve algo positivo de esto?

Soy una persona positiva y saldremos de esta, pero solo podremos hacerlo con sacrificio y solidaridad. Debemos reforzar nuestro sistema público de salud, que vemos que es el que nos puede salvar cuando las cosas van mal. Tenemos que hacer un esfuerzo en este ámbito como sociedad y tenemos que aprender de esto para hacernos mucho mejores.