Que Galicia se está convirtiendo en una tierra para viejos ya ha dejado de sorprender en las estadísticas hace años. La sangría demográfica en la comunidad no ha hecho más que empeorar con una pirámide poblacional cada vez más envejecida, una situación agravada por el continuo descenso de nacimientos y el aumento de fallecidos. La comunidad gallega es la segunda más envejecida del país, por detrás de Asturias, con ya uno de cada cuatro habitantes que supera los 65 años. En consecuencia, la radiografía de los hogares gallegos gana bastones y pierde biberones: solo en uno de cada cuatro hogares hay niños y únicamente en una de cada tres casas viven menores de 16 años. Y además son cada vez más las personas que viven solas, una situación que se hace más difícil desde que el Gobierno decretó el estado de alarma el pasado 14 de marzo. Ya son tres semanas sin poder salir de casa y la cuarentena si ya de por sí sola es difícil, en soledad, todavía más.

La última actualización de la Encuesta de Hogares del Instituto Nacional de Estadística (INE), con datos a cierre de 2019, revela que son más de 283.600 los residentes en Galicia que pasan el confinamiento solos. Son 5.000 hogares unipersonales más que el año anterior (casi un 2% más) y representan el 26% de todos los hogares de la comunidad (1.088.700). En peor situación se encuentran las personas de 65 años o más que no tienen a nadie con quién compartir su día a día durante esta cuarentena, que va camino de prorrogarse hasta el 26 de abril. En la actualidad, son 126.600 mayores que sobrellevan el encierro solos, sin más compañía que la televisión y las llamadas de la familia.

Un recorrido por las ventanas de la comunidad confirmaría la realidad social que dejan las estadísticas del INE: en uno de cada diez hogares unipersonales en Galicia (11%) viven personas que superan los 65 años, un colectivo en soledad que a su vez representa el 44% de las casas con un único inquilino.

Durante el último año, los hogares formados por solo una persona en Galicia han crecido un 1,8%, con 5.000 más que el ejercicio anterior. Con esta evolución, es como si la comunidad gallega sumase cada día una media de 14 nuevos hogares con un único morador. En el lado opuesto de la balanza están los mayores de 65 años que viven solos, que han disminuido en relación al año anterior: 2.220 menos que en 2018 „una media de seis menos diarios„, lo que supone un descenso del 1,8%.

Del total de personas que han iniciado el estado de alarma solas en sus casas, 134.000 son hombres (47%) y 149.600 mujeres (53%). En cambio, el reparto entre los hogares con solo un inquilino que supera los 65 años es más desigual, ya que casi el 73% son mujeres (92.200), mientras el 27% son hombres (34.400), según el informe del INE.

Por provincias, son las del interior las que se han tenido que enfrentar a una mayor soledad durante el confinamiento provocado por la crisis del coronavirus. Lugo se coloca a la cabeza, con un 37,4% del total de hogares en la provincia (más de 136.300) con solo un inquilino entre las cuatro paredes de su piso o casa (37.400). Los hogares unipersonales en Ourense rozan el 30% „38.400 de un total de 132.900„. A Coruña concentra el mayor número en cifras absolutas: casi 118.000 habitantes que viven solos de 452.100 hogares, lo que representa el 26% del total. Y en el extremo opuesto, Pontevedra con un 24% de casas en las que solo vive una persona (88.500 de 367.400).