Los ministros de Economía y Finanzas de la zona euro (Eurogrupo) intentaban anoche llegar a algún tipo de acuerdo sobre un plan compartido por todos los países para hacer frente a las consecuencias económicas de la crisis del coronavirus, tras el fracaso de los intentos anteriores, incluida la cumbre que protagonizaron hace dos semanas los jefes de Gobierno de la UE. Tras más de seis horas de intervenciones, consultas técnicas, recesos y nuevos debates, las posiciones seguían alejadas, aunque desde el inicio mismo de la reunión afloraron matices respecto a los criterios precedentes de los bloques formados por los países de sur (España, Italia y Francia, partidarios de una estrategia mancomunada y por tanto con riesgos compartidos), y los del norte (encabezados por Alemania y Holanda, alérgicos a esa respuesta paneuropea).

El matiz español consistió en la disposición mostrada por la ministra de Economía, la coruñesa Nadia Calviño, ante la propuesta que llevaron a la reunión la Comisión Europea y el presidente del Eurogrupo, el portugués Mário Centeno: una oferta de préstamos a los países por un valor total superior a 500.000 millones de euros a través del actual fondo europeo de rescate (MEDE, que movilizaría hasta 240.000 millones), del Banco Europeo de Inversiones (200.000 millones en garantías para pymes y autónomos) y de un programa de apoyo a la financiación de prestaciones de desempleo (100.000 millones).

Uno de los focos de discusión está en la "condicionalidad" que lleva aparejado el MEDE (obligación de que el país beneficiario se someta a una disciplina fiscal que por lo común conlleva sacrificios de gasto y pérdida de soberanía sobre las cuentas). España, que en este capítulo tomó en las últimas horas cierta distancia respecto a Italia „abiertamente hostil a la vía del MEDE„, expresó disposición a explorar ese mecanismo de auxilio si la referida "condicionalidad" es laxa. Pero Calviño añadió una demanda que comparte Francia: la creación adicional de un nuevo fondo, financiado con eurobonos o mediante otra fórmula compartida, para reactivar la economía en la salida de la crisis. La idea de ese fondo "de reconstrucción" parte de la convicción de que el resto de los mecanismos de apoyo financiero (el MEDE en particular) no resolverían un problema crucial: el riesgo de que los endeudamientos públicos de países como Italia y España, ya muy altos, se acrecienten hasta niveles que dificulten su acceso a los mercados y agranden la brecha financiera entre países, hasta el punto de quedar comprometida de nuevo la unidad de la zona euro.

Calviño defendió ayer que el Eurogrupo asuma algún tipo de compromiso sobre la creación del citado fondo, que podría financiarse utilizando como respaldo ingresos nuevos de la UE como los procedentes del impuesto en gestación sobre las grandes compañías digitales ( tasa Google).

Pasadas las 22.00 horas de ayer, los ministros mantenían contactos bilaterales en un nuevo receso de la reunión, cuyo desenlace se esperaba de madrugada. Persistían en ese momento las diferencias entre los países del norte y del sur del continente europeo.

Unas horas antes, el Banco Central Europeo anunciaba más facilidades para que la banca obtenga liquidez y fluya el crédito, y la Bolsa subía por segundo día (2,3% en el caso del índice en España), ante la mejora de los datos sobre la epidemia el nuevo coronavirus que afecta a todo el mundo y la expectativa, incierta anoche, de una respuesta mancomunada de los países europeos ante la profunda recesión económica que ha traído el Covid-19.