Eduardo Martínez Lamosa es psicólogo clínico y vocal de la Sección de Psicoloxía e Saúde do Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia, así como docente en la formación de especialistas sanitarios del P.I.R. (Psicólogo Interno Residente).

La situación se complica, al confinamiento de casi cuatro semanas se suman miles de pérdidas de empleos y suspensiones por los ERTE...

Es muy duro e implica cambios en todas las esferas de la vida. Perder el empleo es un mazazo importante, la vida cambia tantísimo de una semana a otra que aparece el temor. La preocupación ante el futuro, la incertidumbre es lo más difícil de manejar. Conviene identificar qué emociones están presentes en estos días nerviosismo, temor, miedo... y en qué nivel o intensidad se manifiestan para revertirlas.

La tensión emocional, ¿se puede controlar o al menos aminorar?

Es una situación delicada y en la que no está claro qué va a ocurrir con el empleo. Hay que sobrellevarla, aceptar el nerviosismo que toca vivir. Mi recomendación es hablarlo con la gente quemás quieres, pero sobre todo descargar la tensión con personas que están en situaciones similares. Ante la incertidumbre aconsejo no adelantarse a los acontecimientos. Ser precavido sí, pero no actuar por impulsividad. Hay que ver cómo transcurre la situación y también valorar si el ERTE es aceptable.

Aconseja hablar y escuchar, pero eso, ¿resuelve algo?

Es bueno ser conscientes de que no somos los únicos que afrontamos una situación similar. Debemos escucharnos, compartir los sentimientos. Hablar no soluciona el problema, pero sí consuela. Como vía de escape está el aplauso de la tarde, el balconeo, cantar, ser parte de la propia sociedad que se moviliza. En estas circunstancias tiene mucho valor cada pequeño gesto y sentirnos en unión y comunidad.

El aislamiento dificulta también los encuentros con amigos, con compañeros de trabajo...

Todos tenemos que intentar mantener las relaciones sociales, seguir en contacto con nuestro entorno social y familiar a través del teléfono, del WhatsApp y de las videoconferencias. Es una actividad individual, cada miembro de la familia debe mantener las suyas.

El teletrabajo ha llegado a nuestras vidas, incluso ERTE por medio.

No trabajar, o tener teletrabajo es un cambio de rutina muy importante en nuestras vidas. También para los niños. Confinados todos juntos las relaciones se vuelven tirantes. La casa se torna un lugar incómodo. Para hacer frente a la tensión emocional conviene mantener la máxima rutina posible, los mismos horarios que cuando íbamos al trabajo y los niños al colegio.

Hablando de los niños. ¿Cómo debemos afrontar la crisis del coronavirus y la económica de la pérdida o suspensión de empleo?

No hay que olvidarse de informar a los menores, pero también a los adultos mayores, a las personas de edad, porque necesitan saber y comprender qué está sucediendo, aunque siempre en consonancia con su edad o situación.

¿Cuándo debemos acudir al especialista?

En esta situación es normal tener síntomas de estrés o ansiedad, todos tenemos. En la medida que se resuelva, los síntomas también desaparecerán de forma natural. La ayuda profesional es necesaria cuando el temor, el estrés o el malestar interfieren en nuestra vida. Es decir, padecemos insomnio, dejamos de tener apetito, nuestras relaciones con los demás son irritables o bien nos refugiamos en la soledad. También si afecta a nuestro trabajo y estamos despistados. En los niños, cuando vuelven a comportamientos que hace años no tenían, como hacerse pis, o cambios repentinos de malhumor, apatía...

El confinamiento familiar durante tantas horas y tantos días, ¿contribuye a mejorar la comunicación o supone un desgaste para la relación?

Está bien reforzar la comunicación, pero no significa que tengamos que hacer todo todos juntos. Hay que marcar la diferencia del tiempo que dedicamos a la familia y al trabajo en casa, porque el teletrabajo se ha impuesto de forma importante, también para los afectados por ERTE con reducción de jornada. Es conveniente también fijar espacios diferentes para cada uno de los miembros de la familia en cada domicilio y superar

con comunicación momentos de tensión, normales, dadas las circunstancias.

¿Cómo conciliar teletrabajo y vida familiar?

Tenemos que explicar a los hijos menores, por el bien de todos, que no se trata de unas vacaciones en casa y negociar con ellos el tiempo y los espacios para jugar y estar juntos. Conviene trabajar en una habitación distinta a la de descanso. Hay que negociar con ellos y tener reglas

explícitas para jugar y estar en compañía, tienen que saber que su padre o madre trabajan y necesitan tiempo para ello.