El pequeño comercio es el sector más afectado por la el impacto del coronavirus en la economía junto a la hostelería. La herida resulta todavía más profunda en Galicia, donde la previsión de cierre supera entre 10 y 20 puntos el dato español. Si la Confederación Española de Comercio (CEC) cifra en un 20% el porcentaje de establecimientos abocados a la clausura a falta de un plan de salvaguarda para el sector, la Federación Gallega de Comercio sitúa ese riesgo en la comunidad entre el 30% y el 40%. Según su presidente, José María Seijas, el sector representa un 13% del empleo y un 14% del PIB gallego.

¿Qué efecto tiene en este momento el Covid-19?

El 90% del comercio gallego está cerrado si exceptuamos los establecimientos necesarios, caso de la alimentación. Es decir, 36.000 comercios gallegos carecen de ingresos en este momento pero mantienen gastos, alquileres, facturas de lo que se ha comprado para la temporada, salarios, impuestos, nos cargaron el último recibo de autónomos... Si no se toman medidas urgentes es probable que un buen número, entre el 30% y el 40% de los comercios gallegos, cierren. Eso es lo que nos jugamos.

Un porcentaje muy amplio.

Pues sí, además muchos no podrán subsistir porque vienen de una etapa de crecimiento reducido, todavía no estábamos totalmente recuperados de la crisis, y a ello se suma la incertidumbre respecto al regreso a la actividad económica, tanto en la fecha como en la forma de hacerlo. Imagino que será una apertura paulatina porque si salimos todos en tromba a la calle, volveremos atrás, a contagiarnos, por lo tanto las ventas van a ser muy exiguas. A ello súmele el bajísimo grado de confianza de los consumidores en este momento porque nadie sabe si tiene su puesto de trabajo asegurado, si va a cobrar o cuándo. Esto afecta enormemente a la demanda.

¿Qué exige al Gobierno?

Debe suspender temporalmente todos los impuestos además de aplazar los créditos y alquileres. Otra demanda importante es la agilidad en la tramitación administrativa. El 90% de los comercios están abocados al ERTE, pero de forma provisional porque los inspeccionarán, y si pasado el tiempo, cuando empieces a levantar la cabeza, te dicen que no te lo aprueban, será imposible volver atrás. Aseguraron que los créditos ICO iban a salir al 1,75% pero a la hora de la verdad, entre unas cosas y otras, cuando vas a hacer las cuentas ese crédito sale al 4,5% o al 5% de interés, lo que resulta inasumible. Las microempresas del comercio tienen que ser las protagonistas de un plan específico. Desde la Federación, además de las llamadas que recibimos, activamos una nueva web, lo que nos permite estar en contacto con los comerciantes.

¿Qué reclama a la Xunta?

En estos momentos el Ejecutivo gallego poco puede hacer dado que el Gobierno central es el que tiene la potestad. Estamos en contacto con la Xunta para, una vez pasado todo esto, elaborar un plan de ayudas directas al comercio. Tenemos que mantener el comercio vivo, es un sector de una gran relevancia para la economía gallega. Ahora bien, necesitamos un plan de choque con la implicación de todas las administraciones: el Gobierno central, las comunidades y los ayuntamientos. Esto es una crisis sanitaria a nivel mundial y tenemos que estar todos juntos, no es momento de protagonismos ni de discrepancias, aunque por desgracia no entendemos bien todas las normativas del día a día porque, además, cambian a gran velocidad. Es desesperante lo del comercio en estos momentos. Recibo llamadas todos los días y todo el mundo está muy preocupado.

¿Qué le dice la Xunta?

Tengo conversaciones casi a diario con la Dirección Xeral de Comercio, porque la idea es elaborar un plan global que, además de las ayudas, contemple la promoción y la formación. Debemos reavivar el comercio.

¿Cómo lo promocionaría en estos momentos?

Debemos mentalizar a los ciudadanos gallegos, debemos transmitirles que el comercio es suyo, es el que da luz a los barrios y a los pueblos. Y eso solo puede solucionarse comprando en el comercio. ¿Que en algunos casos hay una diferencia de precio? Pero eso se revierte de otras muchas maneras, como que tu barrio tenga alegría, vida y mejores prestaciones. Lo repito muchísimas veces, donde no hay comercio no hay vida, y eso ahora mismo tenemos la oportunidad de comprobarlo cuando vemos las calles vacías y no hay luz porque los escaparates están apagados. Insisto, tenemos que mentalizarnos. Que la gente se convenza de que el comercio es suyo, de todos, es la mejor promoción posible.

El comercio de proximidad, los agricultores, la España vaciada... tan olvidados hace un mes y ahora protagonistas.

Hay valores que estaban abandonados y que van a resurgir. Estoy convencido de que la proximidad, la cercanía y la experiencia de los comerciantes van a estar de nuevo en boga. Tenemos que darnos cuenta de que nos necesitamos los unos a los otros, y una buena forma es generar actividad entre nosotros. No dudo de que la haya globalización haya tenido aciertos, pero en algunos aspectos es nefasta. Todo viene de China y ahora nos encontramos con que dependemos de China, por tanto tenemos que dar vida y valor a nuestras industrias, a nuestra agricultura, a nuestro comercio, a la proximidad...

También hay brotes verdes entonces...

Hay que ser positivo dentro de lo que cabe, pero va a ser muy difícil salir y nos va a costar mucho tiempo. Por eso pido unidad a la ciudadanía y sentido común a los políticos.

¿Cuáles son las actividades más perjudicadas?

Los comercios de moda y calzado compran con mucha antelación, por lo que tienen la mercancía de la campaña de verano en el almacén. Esto hay que pagarlo, aparte de que son artículos de temporada. En Semana Santa no se vendió y no creo que lleguemos a tiempo para el verano. El resto también se ve afectado. Podemos salvar a la alimentación aunque el consumidor está volviendo a la marca blanca y a lo barato por lo que se avecina.