Dos número uno en sus respectivos ámbitos, el de la generación renovable y el de la industria textil. En ambos Galicia cuenta con dos ventajas que debe aprovechar: liderazgo y conocimiento.

José Manuel Pazo Paniagua, presidente de EGA (Asociación Eólica de Galicia). "La transición energética es una de las grandes soluciones que tenemos al alcance de la mano en Galicia y Europa. En la reciente comisión de expertos de la UE se hacen dos preguntas: cómo se va a solucionar la pandemia y qué medidas se deben tomar. Y una de las repuestas es que la transición energética resulta prioritaria en este momento. ¿Por qué? Porque supone eliminar la dependencia del petróleo y, por tanto, de países como Rusia, Arabia o China, que manejan la producción y los precios. El año pasado, solo el sector eólico gallego produjo electricidad suficiente para abastecer al 47% de la energía consumida en Galicia. Si al sector del viento, le agregas la producción del resto de renovables gallegas obtienes que en 2019 suministramos casi el 90% del consumo en la comunidad. Eso quiere decir que en cinco años Galicia puede ser autosuficiente con energías limpias y no depender de nadie, puesto que ahora importamos petróleo, carbón y gas. La realidad es que la comunidad gallega puede adelantarse a los objetivos de Europa, podemos ser soberanos energéticamente mucho antes, esto es, alcanzar el 100% del consumo-producción con energías renovables. La transición energética lleva aparejada la electrificación de la economía. Respecto al sector eólico en Galicia, precisamos instalaciones nuevas, modernizar las antiguas y potenciar las empresas auxiliares.

Y es fundamental promover la eólica marina y toda la economía que genera: hablamos de plataformas flotantes que precisan una gran logística para trasladarlas a 50 o 60 kilómetros de la costa. El mantenimiento de estas instalaciones requiere de barcos y transportes, como una plataforma petrolífera. La eólica marina está en fase experimental en la costa portuguesa, pero sin duda va a ser el futuro de la generación eléctrica y ahí Galicia tiene que apostar claramente. Si el comité de expertos no va por aquí, se equivoca. Se abre, además, la gran posibilidad de reconvertir industrialmente el sector naval gallego. ¿Por qué tenemos a casi 400 profesionales gallegos de la industria eólica trabajando fuera? Uno de los grandes problemas que hemos tenido recientemente es que retornaran, ya que estaban en la India, en Sudáfrica o en el Mar del Norte. ¿De dónde sale todo eso? De la diversificación del sector naval. Dentro del PIB de un territorio, la energía se lleva la mayor parte. Una de las grandes formas de sobrevivir en estos momentos es la generación autónoma de todo. La pandemia marca un antes y un después. España importa un 70% de la materia energética primaria y Europa un 50% cuando tenemos la posibilidad de aprovisionarnos nosotros mismos, sin depender de los demás. La dependencia genera déficit".

Alberto Rocha, secretario general de Cointega-Cluster Gallego Textil Moda: "Se está hablando mucho en estos momentos, a raíz del impacto sanitario y económico de la pandemia por Covid-19, acerca de si la globalización es el problema, el demonio de la globalización, con la intención de volver casi a una autarquía, como en la época de Franco. Eso me parece preocupante porque lo que ha dado prosperidad al mundo ha sido la apertura, el comercio internacional. Y ahora parece que queremos volver a cerrar el mundo. El gran éxito de las empresas textiles gallegas ha venido precisamente de la mano de la globalización, que no es otra cosa que fragmentar la cadena de valor y hacer cada cosa donde más convenga y ver el mundo como un gran mercado tanto para vender como para comprar. Y si el centro de decisión está aquí, eso crea riqueza. Si solo podemos vender a nivel autonómico o estatal, estamos perdidos. Y si no queremos comprar fuera, tampoco venderemos fuera, porque una cosa lleva a la otra. Para Galicia sería una tragedia que el mundo se hiciese más pequeño y se cerrase. No confundamos globalización con dependencia. Una cosa es ser eficientes y otra muy distinta, que debemos evitar, es que convertirnos en un mero intermediario. Si eres simplemente alguien que compra en un sitio para vender en otro, a medio plazo no tienes ninguna ventaja competitiva porque no aportas valor. Y en el mundo se busca la desintermediación, hay que guardar un conocimiento, hay que tener algo que sepas hacer y que la gente esté dispuesta a pagar por eso y en el textil sí es cierto que empezamos a perder conocimiento. No es lo mismo mandar un equipo a gestionar y a comprar a Bangladesh, o la India, a China, a Kenia o a Marruecos, profesionales que sepan exigir y controlar, que mandar simplemente a un equipo de comerciales. Hasta ahora tuvimos la gran suerte de que en la mayoría de las empresas gallegas se conocimiento existía porque aquí teníamos una cantera muy buena auspiciada por profesionales de generaciones anteriores que conocían muy bien el sector. Por consiguiente, no es lo mismo un intermediario que un profesional de Inditex que va a cualquier parte del mundo y lo va a hacer bien porque tiene una estructura de gran calibre detrás y cuenta con el poderío de una gran empresa: más que la persona, en este caso lo que importa es el equipo, el conjunto. Pero hasta ahora los que estaban en el sector valían por sí mismos, teníamos gente muy valiosa, y si perdemos esas capacidades individuales, llegaremos a ser unos meros intermediarios. Hasta ahora se hizo más o menos bien porque teníamos base. Mantener e impulsar el conocimiento „industrial, tecnológico y de todo el proceso„, es la clave. Si se pierde todo eso, no somos nadie".