Primera lección de la Covid-19: es necesario tener un sistema robusto de ciencia, educación y sanidad. Tres pilares indispensables para mantener el bienestar social y de forma más acuciante ante una crisis como lo que nos ha tocado vivir. Estos días no tengo duda de que la sociedad ha aprendido la lección, sin embargo, no confío en que nuestros políticos hayan tomado nota. En cuanto veamos la luz, empezaran los recortes en ciencia, educación y sanidad. La crisis... solo habrá dinero para estrategias cortoplacistas, construcción y turismo. Esa es la verdadera crisis. Las tres huchas que deberían ser intocables serán las primeras en vaciarse. Tiempo al tiempo.

He dejado de escuchar las ruedas de prensa porque no me aportan nada y dejan claro que para nuestros políticos la economía es más importante que salvar vidas. No me interpreten mal, no es mejor morir de pobre que morir de Covid-19, pero si el SARS-CoV-2 afectase más a niños que a mayores, la economía sería algo secundario (se solucionaría) y nuestros políticos se centrarían en salvar vidas. Estamos infravalorando a esos mayores que levantaron un país con su esfuerzo y sin estudios. Esos mayores que han pasado hambre. Sí, hambre, y no estoy exagerando por si alguien se siente ofendido. Esos mayores que aun habiendo pasado hambre han conseguido romper la brecha social con una única estrategia: la educación, y les ha funcionado. Los políticos deberían aprender de ellos, son los mejores estrategas que ha tenido España en estos últimos cien años. Si el objetivo es formar parte del club de países líderes a nivel mundial, no hay mejor estrategia que invertir en educación y en ciencia. Lo demás viene sólo, pero claro, no en una legislatura de cuatro años. Es evidente que no se puede descubrir la penicilina y comercializarla en cuatro años ¿verdad?

Durante estos días me ha costado adaptarme al nuevo sistema de trabajar en casa. Nunca desconectas. Entre mis tareas me ha tocado animar y mantener activo al grupo de investigación que dirijo, ayudar a mi hija con las tareas del colegio y atender a la prensa. He estado muy ocupada sin salir de casa. Por si esto no fuera suficiente, a raíz de leer un artículo científico, por petición de un periodista, sobre Covid-19, me surgió una idea muy asequible que podríamos desarrollar junto con grupos con los que habitualmente colaboramos. El gusanillo de la ciencia no me dejó tranquila hasta que me senté y me puse a leer las publicaciones científicas, casi todas recién salidas del horno, sobre el virus causante de la Covid-19 y otros coronavirus. Las ganas de ayudar y la fuerza de voluntad desembocaron en sólo dos días en un proyecto listo para presentar a mis colegas, ¿lo intentamos? Hemos enviado la propuesta a dos convocatorias una pública y otra privada. Si nos dejan, estaremos dispuestos a intentarlo.

La Covid-19 ha puesto en evidencia el poder de la ciencia. En menos de dos meses hemos secuenciado e identificado al nuevo coronavirus. A nivel comercial ya están disponibles proteínas, anticuerpos y decenas de herramientas para empezar a trabajar. Son momentos muy especiales. Existe la posibilidad por primera vez en la historia de desarrollar una vacuna en menos de dos años. Por primera vez, los gestores y políticos han tirado a la burocracia donde debe estar, en la basura. En fin, esperemos que no la recuperen en cuanto se vaya el SARS-CoV-2. Otro de los momentos de Covid-19 es el interés de los medios de comunicación por la ciencia. La sociedad reclama a los y las científicas y estamos empezando a acostumbrarnos a escucharlas en la radio y la televisión en franjas de máxima audiencia. Son buenas noticias. En España, sigo echando de menos ver carteles publicitarios de organismos y centros de investigación en el transporte público o en la televisión, algo que es muy normal, por ejemplo, en Reino Unido. Allí, si vas al supermercado y tu tarjeta bancaria pone Dr. te preguntan: "¿Qué estás investigando?". Saben lo que es un doctorado y un investigador postdoctoral. Valoran la ciencia. España recortó en más del 12% el presupuesto de la I+D+i desde 2009, mientras países como el Reino Unido o Alemania la aumentaron hasta casi un 40%. Para ellos la hucha de la ciencia es intocable. Volviendo a España, es importante que seamos conscientes de que si no salimos del laboratorio la sociedad no podrá conocer ni valorar nuestro trabajo. Es importante dar a conocer lo que aporta la ciencia a nuestro día a día y ahora en la lucha contra Covid-19. Todos y todas debemos hacer el esfuerzo de salir y exponernos. La ciencia es la mejor arma para combatir la desinformación.

*María D. Mayán Santos es directora del grupo de investigación CellCOM en el Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (Inibic) y colaboradora del Instituto José Cornide de Estudios Coruñeses. Este artículo forma parte del blog Cornide-Testemuñas, creado por el Instituto durante esta pandemia: *María D. Mayán Santos CellCOM Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (Inibic) Instituto José Cornide de Estudios Coruñeses. blog Cornide-TestemuñasInstituto institutocornide.blogspot.com.