El coronavirus ha revolucionado los fogones del Hospital de A Coruña. Ahora hay más protección entre los trabajadores, menos raciones a elaborar porque ha bajado el número de pacientes y un menú cerrado para evitar la transmisión del virus en las tarjetas donde el enfermo marca qué quiere comer y cenar ese día. "Nuestra actividad ha cambiado bastante. Ahora hay que trabajar con las medidas de seguridad marcadas como mantener la distancia o en zonas como la preelaboración, donde se lavan las verduras que se van a cocinar, ahora es preciso llevar también mascarilla", explica el responsable de Cocina en el centro coruñés, Ramón Sueiro, quien añade que entre las medidas preventivas para evitar el contagio también se ha optado por un menú cerrado, adaptado a las características de cada paciente, y no como hasta ahora que se podía elegir entre varios platos. "Se ha hecho para evitar el manejo de tarjetas entre pacientes y personal", indica Sueiro, quien explica que también, "en prevención de que pudiese haber casos y la plantilla quedase mermada, redujimos el número de platos que se elaboran". Pese a los cambios, reconoce que ahora tienen menor volumen de trabajo. "Solemos dar entre 650 y 700 menús diarios cuando en otras ocasiones se puede llegar a 1.400. El tema es que ahora hay menos ingresados y los que están, no todos comen. Pacientes entubados o de otro tipo no reciben menú", indica este cocinero, que revela que la dieta para infectados de coronavirus tiene que ser "alta en nutrientes, hiperproteica" y además, astringente, "ya que se vio que muchos de ellos sufrían diarrea con el paso de los días".

Sobre el temor a trabajar en el centro de la lucha contra la pandemia, Ramón le quita importancia. "Miedo hay no solo en el hospital, en el camino de ida y vuelta, en la gasolinera, en que tus compañeros tienen familia y el personal va y viene por el centro hospitalario aunque no entre en las habitaciones de los pacientes..., lo más contagioso es el miedo, pero yo lo llevo bien, creo que tarde o temprano lo tendremos todos pero la clave es que sea lo más leve posible, pero puede ocurrir en cualquier momento", resalta.

Ramón trabaja en el hospital y como miembro de la plantilla se siente aludido en el reconocimiento que hace la ciudadanía cada tarde en forma de aplausos. "Aquí estamos todos en el mismo barco y remamos juntos para que esto vaya lo mejor posible", asegura para dejar claro que los aplausos "son para los médicos, el personal de limpieza, etc...".