Como encargado de celadores en el Chuac, Luis Sierra no solo tiene que gestionar el traslado de pacientes Covid „que ahora exige un protocolo diferenciado al del resto de enfermos„ sino ponerse en contacto con familiares de fallecidos para informar de qué trámites tienen que hacer o resolver dudas de algunos pacientes que están aislados. Unas tareas que también se han visto salpicadas por la pandemia.

La principal diferencia, en el riguroso protocolo para desplazar a pacientes. "Cuando hay que llevarlos a una prueba u otra zona hay que coordinarse con seguridad y bloquear un ascensor para garantizar que no se cruce con nadie cuando con el resto de pacientes se hace un traslado normal, sin cerrar ascensores. Y además en estos casos siempre hay que llevar el EPI", señala Luis, quien reconoce que aunque "aquí tuvimos la suerte que no fue Madrid, hubo días muy malos".

Con una mujer que también tiene que salir de casa para trabajar a diario reconoce que vive "menos el confinamiento" que otras personas y que en su familia, quienes lo sufren son sus hijos. Sobre si hay temor entre el colectivo de celadores al contagio por el contacto directo que tienen con infectados cuando les trasladan o cuando deben custodiar sus pertenencias al llegar al hospital, asegura que "eso va en cada uno". "En mi caso lo que peor llevo es la incertidumbre, el no tener una fecha fija en la que sepas que se va a volver a la normalidad", dice Luis Sierra, que tiene claro al igual que sus compañeros de limpieza, administración o cocina que los aplausos que miles de españoles dedican todos los días a sanitarios por su labor, van destinados a todos aquellos que trabajan en los hospitales, sean o no personal sanitario.

"Yo creo que sí y gusta que se reconozca tu trabajo, pero este reconocimiento debería ser constante, es decir, que tengan en cuenta nuestra labor después cuando todo esto acabe", explica este encargado de celadores del Hospital Universitario de A Coruña.