Brasil informó de una leve desaceleración en el número de muertes y casos confirmados, y llegó a los 2.352 fallecidos y 36.599 contagios, según datos oficiales del Ministerio de Salud.

Mientras tanto, en el cementerio de Vila Formosa, el mayor de Latinoamérica, en São Paulo, una veintena de excavadoras trabajan contra reloj para ampliar los lugares disponibles antes de que llegue el temido pico de la pandemia. En Río de Janeiro se ordenó el uso obligatorio de mascarillas de las personas que estén en las calles y usen el transporte público.