El coronavirus ha dejado en suspenso el sueño de convertirse en madre de cientos de mujeres. Tras decretarse el estado de alarma y para tener todas las instalaciones sanitarias al servicio de la pandemia, la Sociedad Española de Fertilidad (SEF) pidió suspender todos los tratamientos de reproducción asistida salvo aquellos ciclos ya iniciados. En pocos días, la actividad se paralizó en todo el país tanto en los hospitales públicos como en las clínicas privadas. Cientos de mujeres han visto cómo sus deseos de alcanzar el ansiado embarazo tienen que demorarse y justo cuando para muchas el tiempo solo juega en contra. "Aunque el perjuicio es para todas las pacientes, hay un grupo donde se pone en peligro su futuro genésico: las mujeres de más de 35 años y con baja reserva ovárica, donde las probabilidades de gestación disminuyen un 2% cada mes", alertan desde la SEF. Una opinión que comparte el jefe de la Unidad de Reproducción Reproducción Equipo Ron-Hospital QuirónSalud A Coruña, Roque Devesa, quien advierte: "Para muchas es su última oportunidad para convertirse en madres".

Al igual que otras especialidades médicas, las áreas de reproducción asistida tuvieron que readaptarse a la realidad de la pandemia y fueron progresivamente paralizando su actividad. El 15 de marzo se decretaba el estado de alarma y la SEF recomendaba "no iniciar nuevos ciclos, no realizar transferencias de embriones vitrificados al útero y cancelar los programas de inseminación artificial". "Pudieron finalizarse los ciclos ya iniciados, por ejemplo, si la paciente ya se había sometido a estimulación ovárica y otros programas que no podían demorase como puede ser una paciente oncológicas que precisa vitrificar sus óvulos para su posterior uso", explica el doctor Devesa. Lo mismo que ocurrió en el Materno Infantil Teresa Herrera, donde aseguran que "todos los ciclos iniciados pudieron finalizarse".

El parón obligado buscaba poner al servicio de las autoridades sanitarias tanto las instalaciones como el material de estos centros por si fuera necesario su uso para atender a pacientes con Covid-19 y así aliviar otros hospitales en donde la demanda de ingreso fuera superior a la posibilidad de respuesta. Un mes después, desde la SEF consideran que la situación sanitaria en el país ha cambiado, "ya ha pasado la fase más crítica de la pandemia" y no creen que se vayan a necesitar las instalaciones de los centros de reproducción para "atender las necesidades de la población general". Por ello, han solicitado al Ministerio de Sanidad que se pueda ir reanudando la actividad.

"La infertilidad es una enfermedad en la que el tiempo influye de manera decisiva en el potencial reproductivo de muchas pacientes y opinamos que debe realizarse un enfoque realista de la situación", indican desde la Sociedad Española de Fertilidad, donde recuerdan que no hay evidencias científicas de que haya mayor riesgo de contagio del virus en las técnicas de reproducción asistida y que los centros ya cuentan con todos los protocolos de seguridad habituales para evitar otro tipo de infecciones.

Alegan también el hecho de que el tiempo juega en contra de muchas pacientes y la discriminación de quienes no pueden lograr un embarazo espontáneo -por problemas de fertilidad en algún miembro de la pareja o al tratarse de una mujer soltera o una pareja lesbiana- frente a quienes sí pueden hacerlo ya que "ningún organismo sanitario europeo ha desaconsejado el embarazo espontáneo".

Pero para expertos de esta área, el regreso a la actividad no significa que no haya cambios al volver. "Esta pandemia va a conllevar un cambio radical en la forma de actuar. Tendremos que evitar que haya acumulo de pacientes en la sala de espera y en este tipo de programas en los que es habitual que la mujer venga acompañada, habrá que aconsejar que no lo hagan, se fomentará la teleconsulta y el personal sanitario, por supuesto, tendremos que generalizar el uso de mascarilla y guantes", explica el doctor Devesa, que tiene claro que hay que hacer todo los posible "para garantizar la seguridad de la paciente". Por ello, cree que sería importante poder contar con test PCR y así "saber antes de llevarla a quirófano a hacer una transferencia de embrión, por ejemplo, que efectivamente es negativo y que no tenemos que suspender el proceso".

Una vez se reinicie la actividad -para este doctor coruñés lo ideal sería en mayo aunque no sea al 100%- y si los centros registran una alta demanda de pacientes, deberán tener prioridad aquellas con menores oportunidades de lograr el embarazo. "Mujeres con baja reserva ovárica para las que puede ser su última oportunidad y las pacientes de mayor edad, donde cada mes pierden posibilidades de quedarse embarazadas", sostiene Devesa, quien cree que en unos meses se podrá apreciar las consecuencias de esta pandemia a nivel de gestación. "Durante al menos dos meses no habrá embarazos surgidos de la reproducción asistida cuando en algunas comunidades ya representan el 8% del total y después de esta crisis sanitaria y económica habrá quien se replantee si puede tener familia porque acceder a estos tratamientos supone un desembolso y además subirán las listas de espera ", lamenta Roque Devesa.